Entre las técnicas de pulverización en agricultura se encuentran diferentes grupos de equipos de aplicación, cada uno de ellos, adecuados a contextos de producción agrícola determinados.

Mochilas manuales, eléctricas o a motor, avionetas, helicópteros, tractores, drones, turbos, etc. componen un completo catálogo en el que factores como el tipo de cultivo y su estado de desarrollo, el tamaño y topografía de la explotación, el tipo de producto a aplicar (fitosanitarios, fertilizantes, bioestimulantes agrícolas, agronutrientes, etc.) y su modo de acción, las condiciones climáticas del momento, la disponibilidad de mano de obra y su capacitación técnica, las regulaciones y normativas locales del país de aspectos sanitarios y medioambientales, o el presupuesto disponible por la empresa, son ejemplos que condicionan el uso de uno u otro tipo de equipo.

Por todo ello, la elección del equipo adecuado es crucial para garantizar la eficacia del tratamiento, optimizar el uso de productos, minimizar el impacto ambiental tanto de su deriva y contaminación, así como de asegurar la rentabilidad del cultivo.

Equipos de aplicación manuales y portátiles.

Los equipos de aplicación manuales y portátiles para pulverización son ideales para pequeñas superficies de huertos y jardines, tratamientos localizados, en pequeños y medianos invernaderos, así como en zonas de difícil acceso para maquinaria pesada.

Dentro de este grupo de equipos están los pulverizadores de mochila manuales. Los hay de presión previa, que implica que se presuriza el depósito antes de empezar.

Otro lo compone los de palanca, que esta se acciona continuamente para mantener la presión. Son los más comunes, económicos y sencillos, con una capacidad que oscila entre los 5 y 20 litros.

También los pulverizadores de mochila eléctricos de cable o a Batería. Estos ofrecen una presión constante sin esfuerzo físico, mejorando la uniformidad de la aplicación. Su autonomía depende de la batería en el caso de que se opte por esta variante. Son ideales para uso frecuente o superficies medianas y su capacidad es similar a las manuales.

En el caso de los pulverizadores de mochila a motor. Su combustible es la gasolina y están equipados con un pequeño motor de combustión, generalmente de 2 tiempos. Estos proporcionan mayor presión y caudal, permitiendo alcanzar mayores alturas o usar lanzas con múltiples boquillas. En contra, son más pesados y ruidosos, pero adecuados para viveros, cultivos arbustivos o pequeñas explotaciones.

Los pulverizadores de carretilla conforman otro grupo de pulverizadores, con depósitos de mayor capacidad, entre los 50 y 120 litros, montados sobre un chasis con ruedas. Pueden tener diferentes métodos de mecanización: de accionamiento manual (palanca), eléctricos (batería) o con motor de gasolina. Poseen facilitar el transporte de mayores volúmenes sin cargar peso en la espalda. Para la aplicación disponen de mangueras, pistolas de pulverizar y lanzas de diferentes longitudes y boquillas en su extremo.

Y no podemos olvidar los pulverizadores manuales pequeños, llamados domésticos y que son útiles en la bricojardinería y bricohuerto. Son de gatillo o compresión previa, con capacidades muy pequeñas que oscilan entre el medio y los cinco litros), ideales para aplicaciones muy localizadas.

Pulverización sobre el cultivo mediante turbo en tractor

Equipos de pulverización terrestres.

Los equipos de pulverización terrestres suelen ir accionados por vehículo del tipo tractor, vehículos todoterreno de cuatro ruedas (ATV), autopropulsados, etc. y están destinados a tratar superficies medianas y grandes, ofreciendo mayor capacidad de trabajo y autonomía.

En este grupo, por una parte, están los pulverizadores hidráulicos de barras, pudiendo estar montados o suspendidos sobre el vehículo de transporte. Estos, por una parte, están los que se acoplan al sistema de tres puntos del tractor, con el depósito, la bomba accionada por la toma de fuerza del tractor (TDF) y las barras de pulverización. Son los más comunes en explotaciones pequeñas y medianas para cultivos extensivos (cereales, hortícolas), con anchos de barra variables.

Y por otra, los pulverizadores hidráulicos de barras arrastrados o remolcados por el tractor. Estos tienen mayor capacidad de depósito, entre los 1.000 a más de 8.000 litros). Poseen mayores anchos de barra, hasta 40 metros o más, y son adecuados para grandes explotaciones de cultivos extensivos.

Siguiendo con los equipos de pulverización terrestres, se encuentran los llamados pulverizadores autopropulsados. Son vehículos diseñados específicamente para la pulverización, que integran motor, chasis, cabina, depósito (gran capacidad) y barras (gran anchura). Estos ofrecen alta velocidad de trabajo, gran autonomía y, a menudo, mayor despeje para tratar cultivos altos como el maíz, la colza, la vid y otros frutales cultivada en palmeta (espaldera), por ejemplo. Suelen incorporar tecnologías avanzadas como guía por GPS, corte por tramos, etc.

En cuanto a los pulverizadores neumáticos, también llamados atomizadores o turbo-pulverizadores, utilizan una corriente de aire generada por un ventilador (turbo) para transportar las gotas de pulverización y ayudar a penetrar mejor y más eficiente en la masa foliar densa. Son esenciales para cultivos arbóreos como por ejemplo de frutales, olivar, cítricos y viñedos. Pueden ser suspendidos o arrastrados y existen con diferentes configuraciones de ventilador y distribución del flujo aire-líquido.

Los pulverizadores hidroneumáticos componen otro grupo y combinan la presión hidráulica para formar la gota con asistencia de aire para transportarla y mejorar la penetración, pero con menor volumen de aire que un atomizador tradicional. Es especialmente utilizados en viñedos y hortícolas cultivados en espaldera (palmeta).

Otros son los equipos para aplicación en bandas o localizada, diseñados para aplicar el producto sólo en una franja estrecha, como, por ejemplo, sobre la línea de siembra para herbicidas, o de forma localizada entre líneas de cultivo. Pueden ser adaptaciones de equipos de barras o equipos específicos y vienen a ahorran producto y agua.

Y los pulverizadores con campanas o pantallas son otra modalidad y utilizan pantallas físicas alrededor de las boquillas para reducir drásticamente la deriva, especialmente útil en aplicaciones de herbicidas cerca de cultivos sensibles o en condiciones de viento.

Equipos de pulverización aéreos.

Para tratar grandes extensiones de forma muy rápida o en terrenos inaccesibles para maquinaria terrestre, se puede emplear los equipos de pulverización aéreos. Entre ellos las avionetas, helicóptero y dron.

Las avionetas están equipadas con depósito, bomba y sistema de pulverización a base de barras con boquillas o atomizadores rotativos. Estas cubren grandes superficies rápidamente y su uso está muy regulado por normativas medioambientales y de seguridad. Principalmente se usan en cultivos extensivos.

Los helicópteros agrícolas son más maniobrables que las avionetas y útiles en terrenos irregulares o parcelas más pequeñas o complejas. El flujo de aire descendente de las hélices que puede ayudar a la penetración del producto en el cultivo. Su uso también está muy regulado.

Y más recientemente han entrado en escena los drones equipados con depósitos de capacidad variable, desde pocos litros hasta 50 o más de 70, y sistemas de pulverización. Con ellos se permiten aplicaciones de precisión, tratamientos localizados, acceso a zonas difíciles y reducción del riesgo para el aplicador. Son ideales para parcelas pequeñas y medianas, zonas montañosas, o donde la compactación del suelo es un problema. En este caso, su regulación está en constante desarrollo.

Dron aplicando una pulverización foliar

Otros equipos de pulverización agrícola.

Al igual que con el tiempo van entrando nuevos equipos de aplicación de pulverización en agricultura, esta carrea no deja de avanzar. Algunos ejemplos son los equipos de termonebulización que generan una niebla muy fina con gotas menores a 50 micras, a menudo mediante calor. Se usan principalmente en espacios cerrados como invernaderos y almacenes para el control de plagas y enfermedades, donde la niebla puede llenar el espacio y depositarse lentamente. También se llega a utilizar en cultivos al aire libre, siempre con productos de bajo riesgo, ecológicos y bajo la normativa vigente.

Los equipos de nebulización en frío de ultra bajo volumen (ULV – Ultra Low Volume) aplican el producto en volúmenes muy bajos, consiguiendo utilizar menos de 5 litros por hectárea. Consiguen gotas muy pequeñas, utilizando atomizadores rotativos u otras tecnologías. Estos equipos requieren formulaciones especiales y son usados para control de plagas específicas, como por ejemplo, langostas y mosquitos, ya sea al aire libre o en invernaderos.

También podemos hablar de los equipos y sistemas de quimigación y fertirrigación, si bien no es una verdadera pulverización, pero es un método ampliamente utilizado para aplicar fertilizantes líquidos, bioestimulantes y algunos fitosanitarios disueltos en el agua de riego, mediante aspersión, goteo, pívot, etc.

Tecnologías integradas en los equipos de pulverización de precisión agrícola.

Como vemos, desde los equipos más sencillos a los más complejos, llevan asociados aspectos tecnológicos. Dicho esto, estos últimos pueden integrar tecnología que les permite realizar tareas de alta precisión. Un ejemplo de ellas son el GPS y Autoguiado, que les permiten tratamientos precisos y evitan solapamientos o zonas sin tratar. O el corte automático por tramos/boquillas, que cierran automáticamente secciones de la barra o boquillas individuales al pasar por zonas ya tratadas o fuera de los límites de la parcela, ahorrando producto y reduciendo la contaminación.

También la aplicación de tasa variable (VRT) que permite ajustar la dosis de aplicación sobre la marcha según mapas de prescripción o sensores en tiempo real, aplicando más producto donde más se necesita y menos donde no. Y sensores de altura de barra que mantienen automáticamente la distancia óptima entre la barra y el cultivo o suelo.

Otros sistemas de pulverización selectiva utilizan sensores ópticos para detectar malas hierbas y activar las boquillas sólo sobre ellas, logrando ahorros de herbicida espectaculares que pueden llegar hasta el 90% o más. Y la pulverización electrostática, que carga eléctricamente las gotas de pulverización para que sean atraídas por las plantas (que tienen carga neutra u opuesta), mejorando la cobertura (especialmente en el envés de las hojas) y reduciendo la deriva. Esta tecnología se puede incorporar a distintos tipos de equipos.

En todos los casos de utilización de estas maquinarias, ya sea en la manipulación de carga o si se está cerca de ella en el momento de uso, los equipos de protección individual (EPIs) son fundamentales y de uso obligatorio.