En un huerto urbano, sobre todo cuando hablamos de plantas hortícolas y aromáticas, siempre se está preparando el terreno de una forma más o menos periódica. Ya sea en invierno, primavera, verano u otoño, las plantas de estación tienen marcado su periodo de plantación, desarrollo, cosecha y fin de su cultivo.
En el caso de algunas aromáticas su vida puede alargarse durante varios años, como es el caso de la ruda, la salvia, la Mentha,… pero otras como la albahaca duran tan solo el periodo del año en curso.
En huertos urbanos de terraza y balcón la preparación es muy rápida y fácil, basta con renovar o mejorar el sustrato en la mesa de cultivo, jardinera, maceta o contenedor para cada ocasión. En estos casos el sustrato, dependiendo del conocimiento de horticultor, puede ‘jugar’ a su reutilización total o parcial según la rotación de cultivos prevista. Finalmente, estos sustratos ya agotados, pueden reciclarse 100% incorporándolos al jardín o en el campo, bosque, etc.
Para huertos urbanos de jardín o campo, en los que se cultiva directamente sobre el terreno, la labor de preparación del huerto para la plantación es un poco más compleja ya que la misma tierra siempre está allí y mantenerla en un estado fértil requiere de una mayor atención.
Preparación del huerto para la plantación paso a paso
En este artículo vamos a realizar un repaso esquemático de las labores de preparación del huerto para la plantación paso a paso. Este proceso no tiene por qué ser siempre así, pero sí es un proceso recomendable que permite cultivar con muchas garantías de éxito.
Limpieza del huerto de hierbas y cultivos anteriores
Normalmente el proceso de plantación se realiza tras cultivos anteriores. En estos casos hay que retirar los restos de cultivos y hierbas que han crecido alrededor si se ha decidido no eliminarlas.
Sabemos que en muchos casos recomendamos mantener el cultivo limpio de malas hierbas pero como en todo, el tema siempre puede ser más complejo. Durante el inicio y gran parte del cultivo es verdad que es recomendable mantener el cultivo limpio de malas hierbas para evitar competencia en cuanto a luz, humedad, nutrientes, etc. Pero hacia el final de su ciclo y más cuando es un cultivo ecológico, es conveniente dejarlas para que sirvan de nidario para la fauna auxiliar y que ayude a mantener el equilibrio faunístico en el huerto. Mantener zonas lindantes en el huerto con hierbas controladas, así como restos de cultivo en floración permite crear espacios para mantener poblaciones de insectos, ácaros y demás animales que conviven en armonía en espacios naturales.
Retirada del huerto de hierbas y cultivos anteriores
Una ver cortadas las hierbas y restos de cultivo, retiramos y depositamos este material vegetal en la zona de creación del compost. Curiosamente, en un año aproximadamente nos dará una enmienda orgánica ideal para ser aportada de nuevo al terreno de cultivo.
Abonado de fondo del huerto
La opción de aportar un abonado de fondo depende del estado del terreno en cada momento. Si vemos que durante el cultivo anterior este ha mostrado síntomas de alguna carencia de nutrientes, es el momento de enriquecer un poco más el terreno antes de la siguiente plantación.
El fertilizante puede ser de liberación lenta o no. De igual forma el equilibrio y riqueza del mismo dependerá entre otros factores, de la especie a plantar a continuación.
Aporte de compost al huerto
Casi siempre es conveniente aportar materia orgánica antes de cada inicio de cultivo. Como hemos avanzado, si aprovechamos restos de podas, malas hierbas, resto de cultivos, etc. para hacer nuestro propio compost, podemos conseguir una enmienda orgánica de gran valor para nuestro huerto urbano.
A este compostador también podemos añadir los restos de comida orgánica (pieles de plátano, peras,…) y elementos desechados de las hortalizas (hojas exteriores de lechugas, resto de limpieza de acelgas, coliflores, etc.).
Remover la tierra del huerto
Una vez aportado el abono de fondo y el compost procedemos a remover todo ello con la tierra. Esta labor también nos permite mullir el terreno para que la planta desarrolle mejor su sistema radicular.
Durante el proceso de mejorar el terreno es recomendable rebajar ligeramente las zonas de plantación retirando algo de tierra a lo largo de los surcos. Con ello conseguiremos que después de la plantación dispongamos de tierra para ir aporcando el cultivo de vez en cuando.
Seguidamente, si disponemos de riego por goteo, lo colocaremos sobre la línea de plantación. Los puntos de emisión de riego (goteros) nos darán la referencia del lugar exacto en el que plantaremos cada planta. Según las características de estas las plantaremos más o menos cerca del punto de emisión de agua.
Distribuir las plántulas por el huerto
Seguidamente distribuimos las plantas de modo que optemos por el marco de cultivo ideal para la especie en cuestión. En este momento también tenemos que decidir su distribución en función del tipo de crecimiento que va tener el cultivo. Por ejemplo si son tomateras que necesitarán encañado agruparemos especies ya sea de la misma o no, pero que necesiten estructuras similares de tutorado (por ejemplo judías de mata alta).
Otro ejemplo es evitar plantar especies de gran desarrollo como por ejemplo calabacines o berenjenas con otras de porte más reducido como son las acelgas o fresas. Así evitaremos que unos cultivos invadan a otros y dificulten su correcto desarrollo.
Plantación de las plántulas en el huerto
Una vez distribuidas las plantas las plantaremos en cada punto elegido. La profundidad de plantación será como máxima la altura de los cotiledones. Realizaremos un pequeño hoyo, colocaremos el cepellón en su interior, cubriremos con la tierra de al lado y presionaremos ligeramente para dejar la plántula bien asentada en el terreno.
Como ya hemos avanzado, es conveniente dejar el nivel de plantación algo más bajo del que tiene el terreno. Con ello conseguiremos tener tierra de reserva a los lados de la línea de cultivo, con lo que conseguiremos varios propósitos. Por una parte aprovecharemos mejor el agua de riego y por otro, de vez en cuando podremos ir aporcando con la tierra de al lado y conseguir que la planta quede más fijada y emita raíces nueves por encima del nivel de plantación original.
Tras su plantación realizaremos un riego copioso y a partir de aquí… seguiremos el cultivo según las necesidades particulares de cada especie.