La gestión del riego es muy importante en todos los cultivos y debemos ser conscientes de que una lluvia equivale a un riego, mayor cuanta más lluvia precipita. Así que saber cuánta agua ha llovido es importante para saber si debemos reducir la cantidad de riego que venimos aplicando y durante cuánto tiempo. Esta cantidad la podemos medir mediante un pluviómetro.

En huertos urbanos de balcón, en este aspecto las precipitaciones no suelen tener incidencia en ellos porque suelen estar resguardados por los voladizos de los vecinos de arriba y terrazas, pero en el resto de tipos de huertos urbanos, la lluvia cae en su totalidad sobre ellos. En estos casos, es importante recoger una muestra para conocer la cantidad aportada y decidir cómo modificamos el riego programado.

También es importante saber cómo la lluvia afecta a nuestro huerto urbano para interpretar este aporte natural de agua con respecto al riego que aplicamos. En aquellos cultivos poco frondosos o en que se encuentran en sus fases iniciales de plantación cultivados en maceta, la lluvia no solo se suele filtrar bien en el sustrato, sino que si drena menos de la cantidad que le llega, el sustrato queda humedecido al 100% tras el periodo de lluvia. En cambio, si el cultivo es muy frondoso puede darse el caso de que sus hojas hagan un efecto paraguas y gran parte del agua caída sea derivada a exterior de la maceta o jardinera.

Por otra parte, si se trata de un huerto urbano de campo o jardín, su nivelación y características del terreno afectarán al rendimiento del agua caída. Puede darse el caso que se produzca una fuerte lluvia durante poco tiempo y que gran parte de esta agua sea aliviada por escorrentía y penetro escasos centímetros en el terreno. En definitiva, siempre debemos interpretar la eficacia del agua aportada tras una lluvia.

Por cierto, un exceso de lluvia en cantidad y durante mucho tiempo, puede producir un lavado de nutrientes del sustrato, por lo que deberíamos aportar una fertilización extra para reponer el nivel de abono necesario para la correcta nutrición de las plantas cultivadas.

Otro aspecto a destacar sobre los pluviómetros es que no solo nos mide la cantidad de lluvia caída, sino del riego aportado si lo aplicamos mediante la modalidad de aspersión.

Pluviómetro

¿Qué es un pluviómetro?

Un pluviómetro básicamente es el instrumento que se emplea en las estaciones meteorológicas para la recogida y medición de la precipitación. Con él se mide la cantidad de precipitación caída en un lugar determinado durante un tiempo concreto.

Estos han sido utilizados por el hombre durante muchísimos años, como así lo demuestran datos de su uso en la Grecia Clásica sobre unos 500 a.C. Estos eran muy rudimentarios pero eficaces.

En el tiempo, estos se han ido sofisticando hasta llegar a la actualidad, existiendo diferentes tipos de pluviómetro según las necesidades de recogidas de datos que se necesitan ya que no solo pueden llegar a medir la cantidad total precipitada sino parcialmente por tiempos determinados.

¿Cuántos tipos de pluviómetros hay?

Desde una visión amplia podemos ver que existen diferentes tipos de pluviómetros e incluso los también llamados ‘sistemas pluviométricos’ que se basan prácticamente en el mismo principio: recogida de agua, medición e interpretación de los datos. Dicho de otro modo, los pluviómetros se perfeccionan en el tiempo pero los principios básicos siguen siendo los mismos. Es más, muchos de ellos conviven en el tiempo.

Ejemplos de tipos de pluviómetros:

  • Pluviómetro manual. Es el estándar y es un indicador simple de la lluvia caída. Suele consistir en un recipiente especial cilíndrico con una escala graduada. La altura del agua alcanzada en el interior del cilindro es equivalente a la precipitación y se mide en milímetros.
  • Pluviómetros totalizadores. Son más preciso y recogen el agua mediante un embudo que la dirige a un recipiente graduado. Este tipo de pluviómetro se coloca a una determinada altura del suelo y un operador registra cada 12 horas el agua caída. Su inconveniente es todo el proceso es que no se pueden definir las horas aproximadas en las que llovió.
  • Pluviógrafo de sifón. Con este instrumento se puede conocer con gran exactitud la precipitación en el tiempo. El equipo consta de un tambor giratorio que rota a una velocidad constante, este tambor posee un papel graduado y una pluma en su interior que se mueve verticalmente flotando por el agua que contiene. El papel recoge en su abscisa el factor tiempo y en la ordenada la altura de la precipitación pluvial. Si no llueve, la pluma marca una línea recta horizontal ya que no existe cambio en el nivel del agua dentro del tambor… en cambio, cada vez que se produce una precipitación, al agua acumulada en su interior la pluma describe la correspondiente elevación de la línea vinculada a la cantidad caída en cada momento.
  • Pluviógrafo de doble cubeta basculante. Es un instrumento que tras ir recogiendo mediante un embudo el agua colectada, la conduce a una pequeña cubeta triangular doble (de metal o plástico), con una bisagra en su punto medio en equilibrio. Es un sistema conduce el agua de una cubeta a otra según se llenan. Cada vez que una alcanza la cantidad programada, normalmente 0,2 milímetros de precipitación, se produce un cambio por equilibro a la otra nueva cubeta mientras la primera se vacía y vuelve a contar. Con este sistema, al final del día se sabe el número de veces que la cubeta se ha movido, así como la precipitación caída en el día o en un intervalo de tiempo concreto con una precisión de 0,2 milímetros.

Por supuesto también miden la lluvia los radares meteorológicos de largo alcance, pero actualmente los pluviómetros más comunes son los utilizados por los servicios meteorológicos y en aeropuertos que consisten en un cilindro de gran tamaño a modo de embudo que desemboca en un tubo más estrecho con el que se realiza la medición.

Para huertos urbanos y jardines, los pluviómetros son mucho más sencillos y muy prácticos. Actualmente hay empresas fabricantes que ponen en el mercado pequeños pluviómetros de plástico transparente perfectamente cubicados que nos permite lecturas bastante precisas sin necesidad de realizar ningún tipo de cálculo para saber la cantidad de agua caída tras una lluvia.

Pluviómetro

¿Qué es un detector de lluvia?

Un detector de lluvia no es exactamente un pluviómetro si bien nos hace una función similar y muy útil cuando tenemos programador de riego en nuestro huerto urbano o jardín.

Un detector de lluvia es un instrumento que consta de una pequeña cazoleta y un detector de agua, que una vez lleno el recipiente manda una señal al programador para que corte el riego programado.

Los detectores de lluvia permiten que el riego sea el justo, ahorrando agua cuando ha llovido.

¿Cómo hacer pluviómetro casero?

Lo primero es saber que en floristerías, centros de jardinería, tiendas de bricolaje, etc. es muy probable encontrar pluviómetros a precios muy asequibles y totalmente funcionales. Los hay de plástico transparente con graduación impresa que nos facilita saber la cantidad recogida sin necesidad de realizar ningún cálculo: basta con leer la escala graduada. Aun así puede que deseemos fabricar nuestro propio pluviómetro casero y la realidad es muy fácil.

Un pluviómetro no es más que una especie de cilindro en el cual se va acumulando el agua que cae sobre él. A este hay que añadirle una escala graduada que nos permita obtener directamente la cantidad de lluvia caída.

Lo ideal es recurrir a un envase totalmente cilíndrico de plástico transparente que cortaremos su parte superior de forma perpendicular al mismo. Es muy importante que la apretura superior sea del mismo tamaño que el resto del envase para que la lectura del agua recogida sea la correcta.

Sobre él le podemos pegar un segmento de metro o regla graduada en milímetros, coincidiendo el 0 con la base del cilindro. Es recomendable que la escala sea metálica ya que el sol la puede deteriorar en poco tiempo.

También fijaremos al envase una pequeña estaca que nos permita colocar el pluviómetro en una zona totalmente despejada para que el agua de lluvia caída sobre él sin interferencias.

Y ya está terminado nuestro pluviómetro casero. Tras cada lluvia (o riego por aspersión), leeremos los milímetros recogidos y cada uno de ellos equivale a un litro de agua caída por metro cuadrado. Lo vaciaremos y vuelve a estar listo para la próxima medición.