Todo empieza con una semilla. Esta frase puede aplicarse a nuestros cultivos en el huerto urbano ya que prácticamente la totalidad de los frutales y hortalizas son plantas de flor y por lo tanto pueden ser reproducidos por semilla.
Bajo este criterio, una primera opción sería abordar todos nuestros cultivos mediante esta técnica. Pero también existen otras opciones como por ejemplo partir de planteles más o menos desarrollados en el caso de las hortalizas, así como de plantones en el caso de los frutales. ¿Cuál es la mejor opción? Pues dependerá exclusivamente de nosotros.
Para el cultivo de frutales
Limonero, naranjo, peral, manzano, almendro, etc. en el caso de los frutales, la opción más cómoda y recomendable es partir de un plantón precultivado. Esto es así porque la mayoría de frutales comerciales suelen tener la variedad de fruta deseada injertada sobre un pie: La variedad que da el fruto y la variedad que aporta el sistema radicular son distintas.
El motivo es para mejorar la calidad del frutal en su conjunto. La variedad del pie suele ser muy rústica y vigorosa, en cambio los frutos que produce carecen de gran calidad (en ocasiones ni siquiera son comestibles). Por el contrario, la variedad injertada sobre este pie, suele ser más delicada pero en cambio la calidad de sus frutos es muchísimo mejor. Digamos que cada una aporta lo mejor de sí.
Por otra parte, los plantones de frutales comercializados suelen tener de dos a tres años de cultivo, por lo que muy pronto podemos empezar a ver su floración y recolectar sus primeros frutos. Además, tenemos la seguridad de que esta parte más delicada y compleja de cultivo ha sido realizada por profesionales y por lo tanto, tenemos garantizada la variedad que en realidad deseamos tener.
Estos frutales pueden ser comercializados a raíz desnuda o en contenedor. Los primeros se venden durante su reposo vegetativo en invierno, mientras que los segundos podemos adquirirlos durante cualquier época del año. En todos los casos, debemos exigir plantas sanas y bien etiquetadas que identifiquen claramente su variedad.
Si optamos por plantones a raíz desnuda, deberemos elegir aquellos que estén en reposo vegetativo, sin síntomas de brotación y procederemos a su plantación lo antes posible.
Para el cultivo de hortícolas
El grupo de plantas hortícolas nos permite que las opciones de iniciar su cultivo mediante plantel o semilla sea una cuestión menor. Dependerá en gran medida de nuestra experiencia con su cultivo y el tiempo que deseemos emplear en él.
Hoy en día podemos encontrar una oferta muy amplia en semilleros y planteles, encontrándolos en bandejas de pequeños alvéolos, macetas más o menos grandes e incluso con plantas muy desarrolladas ofreciendo sus primeros frutos.
Aun así, es conveniente tener en cuenta una serie de aspectos. Uno de ellos es que aquellas hortícolas denominadas de raíz como por ejemplo las zanahorias, rabanitos, remolacha, etc. siempre es recomendable partir de semillas. El motivo es porque poseen una raíz muy pivotante y conviene que todo su desarrollo se realice con verticalidad. Cuando se siembra en un semillero o pequeña maceta, al poco de germinar su raíz llega al fondo de esta y comienza su deformación. Cuando se trasplantan al lugar definitivo siguen creciendo, engorda su raíz pero esta se forma con aspecto retorcido y de mala calidad, sobre desde un punto de vista estético.
Otras hortícolas como son las habas, judías, guisantes, garbanzos… se recomienda su siembra directa. Son cultivos muy fáciles y económicos por ser semillas de bajo coste.
En el caso del pimiento, berenjena, calabacín, tomate, distintos tipos de coles, lechugas, cebollas, etc. una muy buena opción es partir de plantel en vez de semilla. Por una parte acortamos su cultivo entre uno y dos meses, por otra nos aseguramos su arraigo y además nos permitimos incrementar su juego varietal de forma sencilla: siempre podemos comprar varios tipos de tomate (por ejemplo una planta del tipo cherry, otra de kumato, RAF…), de coles (una de col de Bruselas, Romanesco, coliflor, repollo…), de pimientos (lamuyo, california, del piquillo, de Padrón…) y disfrutar de la diversidad de sus frutos en muy poco espacio.
En cuanto a las plantas aromáticas y condimentarias como el tomillo, poleo, romero, salvia, lavanda, perejil, albahaca, estragón, etc. también podemos partir tanto de semilla como de plantel. En este grupo de plantas, permite además recurrir a la compra en centros de jardinería, floristerías y demás puntos de venta, de plantas en maceta ya cultivadas. Si es así, simplemente debemos trasplantarlas a una maceta o jardinera mayor y más decorativa en el contexto de nuestro huerto urbano.
Al margen de todo esto, hay un factor a tener en cuenta a la hora de decidir si optamos por iniciar un cultivo mediante semilla o plantel y es qué pretendemos conseguir con ello.
Ya sabemos que una de las finalidades en consumir nuestras propias frutas y hortalizas directamente del huerto urbano. Pero también está la educación hacia los más pequeños de la casa y en este caso, partir de una semilla preparando el semillero, realizando su siembra, cuidar esta fase delicada de la germinación, ver salir las plantitas de la tierra,… y seguir todo su ciclo hasta su recolección, es una de las grandes lecciones de la naturaleza.