La escarola puede estar sometida a la aparición de diferentes plagas y enfermedades. Básicamente las mismas plagas y enfermedades que la lechuga, aunque con algunos matices.
Plagas de la escarola
Orugas. Son más propias de las épocas cálidas del año, desde mediados de primavera a finales de otoño.
Los tipos de orugas más comunes son la rosquilla negra (Spodoptera littoralis), la gardama verde (Spodoptera exigua), las conocidas como camelleras u orugas camello (Autographa gamma y Chrysodeixis chalcites) y la Helicoverpa armígera.
Estas orugas destruyen el tejido foliar, llegando a devorar la totalidad de las hojas.
Pulgones. Las especies de pulgones que se pueden presentar son varias: Myzus persicae, Macrosiphum euphorbiae y Narsonovia ribisnigri. Uno de los momentos más preocupantes y que se debe tener más a tención es cuando el cultivo está próximo a la recolección. Su presencia reduce su valor comercial y lo más importante, es un gran trasmisor de virosis.
Su ataque comienza por las hojas exteriores, avanzando hasta el interior en el caso del Myzus persicae y Macrosiphum euphorbiae. El Narsonovia ribisnigri lo hace al revés, comienza en las hojas interiores y conforme se multiplica se traslada a las partes exteriores.
Trips. Se trata de la especie Frankliniella occidentalis y es una plaga relativamente reciente. Sus daños se centran en las picaduras que realiza en sus hojas y sobre todo, el más importante, es su capacidad de transmisión del TSWV (virus del bronceado del tomate).
Su aparición está muy relacionada con las temperaturas altas, llegando a aparecer en durante la primavera en zonas cálidas.
Enfermedades de la escarola
El mildiu. Es el hongo Bremia lactucae, también conocido como el mildiu velloso. De estar presente, afecta a la escarola cuando las temperaturas se encuentran alrededor de los 15 °C y la humedad es elevada. De hecho, si las superficies de las hojas se encuentran mojadas durante mucho tiempo, esta enfermedad tiene más posibilidades de proliferar.
Es por ello que los ataques más importantes se suelan dar en otoño y primavera. La transmisión de la enfermedad se da también con el viento, el cual transporta las conidias del hongo con facilidad al realizarse su cultivo al aire libre.
Los síntomas de la Bremia lactucae en la escarola se manifiestan básicamente sobre el haz de las hojas mediante unas manchas de alrededor de un centímetro de diámetro, apareciendo en el envés aparece un micelio velloso. Estas manchas llegan a unirse entre ellas y se tornan de color pardo.
Para su control, entre las medidas culturales que podemos realizar están el reducir la profundidad y densidad de la plantación, mantener un buen drenaje en el campo y evitar el exceso de humedad.
Podredumbre gris. Conocida también como botritis, es el hongo Botrytis cinerea, una de las enfermedades que más problemas causa en la postcosecha.
La temperatura ideal para ella está entre los 18 a 20 °C y cuando se le suman una elevada humedad ambiental, un exceso de riego y de abonados nitrogenados, la Botrytis cinerea tiene todo a favor para proliferar sobre los tejidos más tiernos de la escarola.
Cuando el ataque está establecido, sus síntomas característicos son la aparición de manchas de aspecto húmedo, de color inicialmente amarillo que según avanza la enfermedad se cubren de moho gris que genera enorme cantidad de esporas.
Con una humedad relativa alta, las partes afectadas se cubren de un micelio blanco, mientras que si es baja su putrefacción se torna de color pardo o negro.
Su control mediante medidas culturales se centra en reducir la profundidad y densidad de plantación, además de evitar los excesos de humedad.
Podredumbre blanca y del cuello. También se conoce como esclerotinia y se trata de los hongos Sclerotinia sclerotiorum y Sclerotinia minor. Es una enfermedad muy asociada al suelo.
Su presencia se ve favorecida cuando se dan las condiciones similares a las de la Botrytis cinerea, destacando que las reinfecciones se producen mediante los esclerocios presentes en el suelo, afectando sus hojas inferiores y cuello de las plantas.
Su ataque comienza sobre la zona del cuello de la planta, en aquellos tejidos cercanos al suelo. Los síntomas en la planta el marchitamiento de sus hojas, empezando por las más viejas y continuando al resto de su follaje.
Antracnosis. Este hongo se llama Marssonina panattoniana y deprecia toda la planta mediante manchas más o menos circulares de color rojo oscuro.
Estas comienzan con lesiones muy pequeñas, parecidas a las que crearían con una punta de alfiler. Posteriormente evolucionan llegando a formar manchas que alcanzan hasta los cuatro centímetros de diámetro.
Virosis de la escarola
Virus del bronceado del tomate (TSWV). Este es le principal virus que le ataca, y uno de los problemas más graves que se pueden presentar en el cultivo de la escarola.
Ataca sobre todo durante el verano, porque también es la época en la que puede proliferar el trips, su mayor vector. De hecho, a los pocos días de constatar la presencia de este insecto, ya aparecen plantas con síntomas de virus del bronceado. Una vez que aparece es muy difícil de parar.
Como estrategia de lucha, controlar el trips es la única opción, porque no hay productos fitosanitarios eficaces contra el virus.
Fisiopatías de la escarola
Las fisiopatías son en sí desórdenes fisiológicos. Una de las principales es la necrosis marginal, también llamada tip burn.
Esta se presenta asociada a determinadas condiciones ambientales y provoca una necrosis del margen de las hojas tanto jóvenes como viejas.
Si persiste en el tiempo, el tip burn llega a crear pudriciones, deteriorando comercialmente el cultivo.
La necrosis marginal viene asociada a la translocación del calcio en la hoja, estando favorecida por las altas temperaturas, estrés hídrico o salino, déficit de calcio en el suelo, etc.
Las bajas temperaturas y heladas, suele provocar coloraciones rojizas en las hojas, llegando a producir desecaciones foliares, descamaciones epidérmicas, etc.
Una subida a flor prematura evita la formación de los cogollos, afectando comercialmente la escarola. Esta subida se ve favorecida en cultivos al aire libre cuando su siembra se realiza desde otoño hasta finales de invierno.