El Pemento de Herbón o Pimiento de Padrón procede de América. Su nombre “Herbón”, le viene dado por la localidad del mismo nombre perteneciente al municipio de Padrón de la provincia de A Coruña (Galicia).
En la localidad de Herbón los monjes Franciscanos del convento que lleva su mismo nombre, fueron los que introdujeron las semillas traídas desde Tabasco, una región situada al sureste de México. Ya se comercializaba en el siglo XVIII como pimiento seco y molido.
Los pimientos que gozan de la Denominación de Origen Protegida (D.O.P), “Pemento de Herbón”, son los frutos de la especie Capsicum annuum, L., proceden de los ecotipos locales de la variedad “Padrón”.
Al ser también un «tipo de pimiento», se produce y comercializa en otras zonas de España bajo el nombre «Pimiento de Padrón», pero no hay que confundirlos, el cultivo del “Pemento de Herbón” solamente se realiza en las zonas geográficas del valle del Ulla y Sar y es el único que está amparado con la Denominación de Origen Protegida.
Su producción está delimitada a la zona geográfica que comprende las provincias de A Coruña y Pontevedra.
Concretamente se cultiva en los municipios de Padrón, Dodro y Rois en la comarca de O Sar, al sur de la provincia de A Coruña y Pontescesures y Valga, de la comarca de Caldas al norte de la provincia de Pontevedra.
En los valles donde se cultivan, las temperaturas son suaves, con precipitaciones generosas y vientos de Sur-Oeste y Norte. La temperatura media anual ronda los 15º C y no suele haber heladas en los meses de más frío.
Los Pementos de Hebrón son de color verde intenso y brillante, pequeño tamaño y sabor único. Su peso por unidad suele tener entre 3,5 y 4,5 gramos. Aproximadamente miden longitudinalmente entre 3,5 y 5,5 cm y su diámetro máximo mide 1,5 y 2 cm.
Entre sus peculiaridades destacar que no todos los pimientos de padrón pican. Son muy populares y es raro encontrar a alguien que no conozca el refrán gallego «os pementos de Padrón, uns pican e outros non» o lo que es lo mismo “los pimientos de Padrón, unos pican y otros no”.
Son varios los compuestos responsables de que unos pimientos piquen y otros no, pero cabe destacar el principal para que se dé, que es la capsicina. Se trata de un compuesto químico que produce el propio pimiento, para defenderse de insectos y animales herbívoros.
La cantidad de esta sustancia varía, dependiendo de las condiciones ambientales, la composición del suelo, sus características genéticas, etc., y es lo que determina que unos piquen más que otros.
De todas formas su excelente sabor está garantizado y el picor que podemos encontrar al saborearlos es ligero, ya que los pimientos que se comercializan son seleccionados por los productores eliminando aquellos que tienen un sabor picante intenso.
Los Pementos de Herbón se recolectan y comercializan desde el mes de mayo hasta octubre, dependiendo de las condiciones meteorológicas. Estas fechas suelen darse cuando el cultivo procede de invernadero, en cambio si el cultivo es al aire libre comienza un poco más tarde, concretamente a finales de junio.
Se encargan de recolectarlos de manera manual “los/as pementeriros/as”, seleccionando aquellos que han alcanzado el tamaño óptimo y requerido para que cumpla la Denominación de Origen Protegida.
Estos pequeños y riquísimos pimientos tienen su propia fiesta. El primer sábado de agosto todos los años, se celebra en la carballeira del Convento de San Antonio de Herbón la Fiesta del Pimiento de Herbón, declarada de interés turístico en la provincia de A Coruña.
Es una fiesta multitudinaria donde se conceden los títulos de Caballeros y Damas a productores y personalidades que difunden y promueven el ‘Pemento de Herbón‘. Durante el día se reparten de manera gratuita hasta 3.000 kg de pimientos a los asistentes y se degustan platos típicos de su prestigiosa gastronomía gallega.
Con los Pementos de Herbón, se pueden elaborar infinidad de recetas, empanadas, como guarnición de innumerables platos tanto de carne como de pescado, en tempura, ensaladas, etc. La manera más sencilla y rica de comerlos son fritos con un poco de sal gruesa, pero antes de freírlos con un buen aceite de oliva, deben de lavarse y secarse muy bien para que queden en su punto.