Antes de comenzar con el cultivo del calabacín en nuestro huerto urbano, lo conveniente es conocer sus necesidades edafoclimáticas. Cuáles son las exigencias óptimas para su cultivo, saber donde nos encontramos en cada momento y prever posibles problemas antes de que se presenten, así como darles la solución adecuado si está en nuestras manos.
En el caso del cultivo del calabacín, el manejo racional de todos los factores climáticos y agronómicos de forma conjunta es muy importante para el correcto desarrollo de esta planta, ya que todos estos factores se encuentran estrechamente relacionados entre sí y la actuación de uno de ellos repercute sobre el resto.
En cuanto a la temperatura, el calabacín no es una planta demasiado exigente, siendo menos que el melón, pepino o la sandía, si bien soporta muy bien las temperaturas elevadas.
Durante la germinación, la temperatura óptima del suelo se sitúa entre los 20 y 25 ºC, la mínima en los 15 y la máxima en 40. Ojo, los excesos de humedad en el suelo impiden la germinación.
Durante el crecimiento vegetativo, estas temperaturas en ambiente se sitúan como óptimas entre los 25 y 30 ºC, la mínima en los 10 y la máxima en 35.
En el periodo de floración, también en temperaturas en ambiente, las óptimas se sitúan entre los 20 y 25 ºC, la mínima en los 10 y la máxima en 35.
La humedad relativa en el ambiente es muy importante. En huertos urbanos con invernadero, el nivel óptimo en el aire debe oscilar entre el 65% y el 80%. Si es muy alta favorecerá el desarrollo de enfermedades aéreas y dificultará la fecundación.
El calabacín posee una gran masa foliar además de un elevado contenido de agua del fruto (alrededor de 95%). Esto nos indica que estamos ante un cultivo exigente en agua, por lo que el rendimiento dependerá en gran medida de la disponibilidad de agua en el terreno. No obstante, los excesos pueden ocasionar asfixia radicular, mientras que la falta su deshidratación… reducción del desarrollo vegetativo y caída de flores.
También es una planta muy exigente en luminosidad. Una buena insolación repercutirá directamente en un aumento de la cosecha. Por lo tanto debemos de huir de zonas de cultivo sombrío o realizarlo debajo de frutales por ejemplo.
El calabacín es poco exigente en cuanto al terreno y se adapta bien a una gran variedad de suelos. Esto no quiere decir que prefiera aquellos de texturas francas, profundos y bien drenados. Eso sí, es una planta muy exigente en materia orgánica.
El valor óptimo de pH se sitúa parámetros ligeramente ácidos: entre el 5,6 y el 6,8. Puede adaptarse a terrenos con valores entre 5 y 7, si bien, en los muy alcalinos aparecerán casi con total seguridad síntomas de carenciales.
Tolera medianamente tanto la salinidad del suelo como la del agua de riego. Como referencia, menos que el melón y la sandía y más que el pepino.
Es una planta muy exigente en humedad en el suelo, requiriendo riegos frecuentes. Si el suelo es muy arcilloso, debemos saber que el exceso de humedad suele ocasionar problemas en las raíces.
Teniendo en cuenta todos estos parámetros, podemos ver si nuestro cultivo de calabacín en el huerto urbano puede desarrollarse correctamente o necesitará de cuidados especiales en cada una de estas facetas.