Aunque en otoño, con el cambio de color de sus hojas el pistachero adquiera un atractivo aspecto ornamental, su cultivo tiene como prioridad la obtención de sus frutos: los pistachos. En este aspecto conocer mejor la floración y polinización del pistachero es muy interesante.
Su floración se realiza tras alcanzar el número de horas frío de reposo invernal y esta, tanto en las plantas masculinas como en las femeninas, se realiza antes de la emisión de sus nuevas hojas.
El pistachero, y es una característica muy a tener en cuenta, tiene una antesis dilatada durante un mes desde final de marzo o primeros de abril, o lo que es lo mismo, un período de inicio de floración hasta que esta se encuentra completamente desarrollada y en estado funcional, momento en el cual ocurre el proceso de polinización.
Como es un árbol dioico debemos distribuir en las plantaciones y de forma estratégica un número adecuado de plantas masculinas, cuidando que los momentos de floración coincidan en el tiempo con las femeninas para que las polinizaciones se realicen con mayor éxito.
Si bien una correcta polinización es indispensable para obtener una producción adecuada tanto en cantidad como en calidad, la calidad del polen es fundamental y esta depende en gran medida del estado nutritivo y de sanidad del pistachero, así como de las condiciones climáticas que se den en este período crucial.
Las flores masculinas del pistachero permanecen viables uno o dos días y la cantidad de polen que producen es muy alta y se puede observar sacudiendo ligeramente las ramas en flor. Este polen es de color amarillo claro y de forma ovoide. Por otra parte, el estigma de las flores femeninas solo es receptivo al polen durante unos cinco días.
Es importante saber, sobre todo para tenerlo en cuenta durante la poda, que la fructificación tiene lugar sólo sobre madera de dos años, así como que la diferenciación de las yemas de flor se produce en el otoño anterior a la floración.
El cultivo del pistacho en huertos urbanos de campo o jardín nos da, dado el poco número de ejemplares que se suelen plantar, el ‘jugarnos’ la técnica del empleo de plantas macho para polinizadores a tan sólo un árbol o como máximo dos en campo. En cambio, a nivel profesional y ya que las extensiones de cultivo son mayores, suelen emplear árboles polinizadores de floración precoz, floración media y floración tardía para asegurar la polinización gracias a una floración escalonada que abarquen el rango de días de la floración de las plantas hembras. Otra alternativa para aumentar el período de flores macho produciendo polen es el injertar sobre un mismo pie macho diferentes variedades polinizadoras.
La cantidad, o mejor dicho, la proporción de árboles masculinos con respecto a árboles femeninos ronda el 10% (un macho por cada 10 hembras). En su plantación y para un mejor control de la distribución, se comienza con la plantación de pistacheros masculinos de forma diseminada bajo una planificación previa. Una vez concluida su plantación, se completa el campo con pistacheros hembra.
Si aun teniendo en cuenta estos factores observamos que la producción es baja, quizás la causa esté en la imposibilidad de que el polen llegue al estigma receptivo, por lo que el uso de turbos (los utilizados en los tratamientos fitosanitarios) para remover el aire durante el período de floración puede ser una buena idea.
Otro aspecto a saber y es tranquilizante es que el pistachero florece casi un mes y medio después que el almendro, por lo que las heladas tardías no suele afectarle.