El correcto desarrollo del sistema radicular de una planta es fundamental para obtener un crecimiento óptimo. También es cierto que, en diferentes fases del cultivo o épocas del año, por diversas causas, este desarrollo se ve comprometido y actuar para mejorarlo, ayuda notablemente a la planta.
Para ello, se han desarrollado y puesto en el mercado de los agronutrientes, dentro de bioestimulantes para las plantas, una especialidad denominada inductores para el desarrollo radicular.
Las raíces
Cuando nos referimos botánicamente al sistema radicular, lo hacemos al conjunto de raíces que desarrolla una misma planta. Este tiene varias denominaciones según zonas y países, por ejemplo, sistema radical o aparato radicular.
Podemos definir la raíz como el órgano de una planta cuya misión se centra en la absorción de agua y nutrientes, actuar como soporte de las plantas adultas y también como reserva de nutrientes.
Asociado al término de raíz, también encontramos el de radícula, que identifica el órgano temporal que se presenta durante la germinación de las semillas y desaparece al concluir la fase de plántula.
Tipos de raíces
Si analizamos el aparato radicular de algunas pantas, podemos observar que no todas lo desarrollan de igual forma. Estas establecen una forma concreta que se encuentra asociada directamente a sus características genéticas del género o especie en cuestión.
También se puede dar el caso que, según el método de reproducción de una determinada planta, este sistema radicular cambie notablemente. Por ejemplo, hay especies que desarrollan un tipo de raíz pivotante por su genética cuando son reproducidos por semilla. Como ejemplo podemos referirnos a una planta de melocotonero (Prunus persica) en el caso de un frutal o de un geranio (Pelargonium zonale) de una planta ornamental. Ambas, cuando son reproducidas por esqueje o vía in vitro, sus raíces se desarrollan de forma fasciculada en vez de pivotante.
Algunos de los sistemas radiculares más comunes son:
- Pivotantes o axonomorfa. Es la primera raíz que se forma en la planta y se desarrolla de la radícula del embrión. En el caso de algunas plantas hortícolas como la zanahoria, el nabo, el rabanito, remolacha, etc. se aconseja su siembra directa ya que, si se realiza mediante semillero, este compromete negativamente su formación por tender a una deformación o espiralización de la raíz.
- Fasciculadas. Son aquellas que no tiene ningún eje principal de crecimiento, tomando en su crecimiento un aspecto de mata de pelo, de ahí también su definición como en forma de cabellera. Es característica de monocotiledóneas y un ejemplo de raíces fasciculadas las podemos ver en las cebollas, ajos y tulipanes.
- Napiformes. Es cuando la raíz principal tiende a un engrosamiento que afecta a toda esta raíz. Sucede en plantas con raíces axomorfas cuya raíz principal se engrosa inusitadamente como es el caso de las zanahorias, el nabo, el rabanito o la remolacha, por ejemplo.
- Ramificadas. La estructura de este tipo de raíz recuerda a la de las ramas de un árbol. En este caso, la planta no consta de raíz principal, y se ramifica de forma muy marcada, de ahí su nombre de raíz ramificada.
- Tuberosas. Son raíces especializadas que cumple la función de almacenar fibras y reservas nutricionales.
- Adventicias. Son las raíces que se desarrollan en cualquier parte de la planta diferente a la raíz. Un caso muy conocido es el de la hiedra (Hedera helix).
Las raíces en cultivo
El crecimiento del sistema radicular de una planta en cultivo evoluciona mejor o peor en su vida. Este se ve condicionado por las características físicas y químicas del suelo, climáticas e incluso por las técnicas culturales empleadas.
En este último caso, un ejemplo claro de su influencia es el tipo de riego utilizado: riego localizado, por aspersión o a manta. El método influye en la forma de repartición del agua y nutrientes en el suelo o sustrato y como consecuencia la exploración radicular desarrollada en el mismo.
Tampoco podemos olvidar que el aparato radicular también evoluciona a lo largo del tiempo. Las diferentes fases de cultivo inciden en su estado y desarrollo.
Bioestimulantes para potenciar el desarrollo radicular
En cualquier tipo de cultivo, ya sea un frutal, hortícola u ornamental, un buen sistema radicular participará de forma positiva en la rentabilidad del cultivo. Esto es así porque contribuye al buen estado nutricional de la planta.
Además de lo mencionado, un potente sistema radicular también influye en el estado sanitario de una planta, porque cuanto más fuertes están, menos les afectan ciertas plagas y sobre todo enfermedades.
Volviendo al estado fenológico de una planta, nos encontramos un estado determinado de su sistema radicular. Germinación, repicado o trasplante, crecimiento, floración, año de cultivo, etc. no sólo afecta a su parte visible, la aérea, sino también la menos visible: la radicular.
En consecuencia, el técnico de campo es el responsable de valorar si conviene o no actuar para mejorar o ayudar a su desarrollo radicular. Se puede definir como: asistencias puntuales para mejorar el sistema radicular de una planta.
Los momentos de actuar suelen coincidir con fechas estratégicas del cultivo. En el trasplante o la siembra, la salida de épocas invernales, momento del proceso de esquejado, son ejemplos de estos momentos clave.
Es en estas fases de cultivo cuando, mediante la aplicación de un buen bioestimulantes se puede potenciar el desarrollo radicular y con ello mejorar la arquitectura de su sistema radicular y conseguir un mejor asentamiento del cultivo en el suelo.
Productos potenciadores del desarrollo radicular
Como hemos avanzado, durante estos últimos años las empresas fabricantes de fertilizantes, agronutrientes, bioestimulantes para las plantas y microorganismos beneficiosos para el suelo, han trabajado en la formulación de productos potenciadores del desarrollo radicular. Estos se encuentran legislados dentro de la especialidad de bioestimulantes para las plantas.
A partir de ahí, como sucede en cualquier ámbito de la vida, no todos los productos son iguales ni son de la misma calidad, por lo que varía su efectividad. Hay que recordar que, en la efectividad final de un determinado producto, también influye el modo y momento de aplicación, por lo que la labor del técnico que gestiona el cultivo es fundamental.
Raici, inductor de desarrollo radicular
Para concretar y no dejar el aspecto de un producto en un concepto abstracto o genérico, un producto inductor de desarrollo radicular de calidad es el Raici, formulado y fabricado por la firma JISA (www.jisa.es)
Este producto, el Raici, es un formulado especial a base de aminoácidos de síntesis y NPK, especialmente indicado para actuar en los momentos de:
- Enraizamiento en el trasplante de hortícolas, esquejes y plantones.
- En cultivos adultos, tanto de herbáceos como de frutales, actuando en la regeneración de la masa radicular.
- Tras la salida de una época fría para estimular el desarrollo radicular.
- En la fase de esquejado para potenciar la emisión de nuevas raíces.
En cuanto a su formulación, el fabricante es quien decide los elementos a incluir. En el caso del Raici, en su formulación se encuentran determinados aminoácidos libres para la inducción de formación de nuevas raíces y así conseguir un mejor asentamiento del cultivo en el terreno o sustrato, en el caso de cultivo hidropónico o cultivo ornamental en maceta.
En su aminograma, conjunto de aminoácidos presentes, se encuentran materias activas como el triptófano, metionina, glicina, lisina, glutámico, aspártico y treonina, por ejemplo. También posee nitrógeno (N) orgánico, pentóxido de fósforo (P2O5) y óxido de potasio (K2O) solubles en agua.
Modo y dosis de aplicación en cultivo de un inductor radicular
El técnico de campo, conocedor del estado de su cultivo es quien debe decidir el modo y dosis de aplicación en su cultivo del inductor radicular. Estos variarán en función del tipo de planta, estado y si el cultivo está establecido o se encuentra en fase de estaquillado, he incluso de la marca del bioestimulante elegido.
Volviendo al producto Raici, algunas de las recomendaciones por grupos de plantas son:
En cultivos hortícolas
Tomates, pimientos, berenjenas, melones, sandías, calabacín, coles, brócoli, pepinos, etc., se puede aplicar mediante el riego localizado tras el trasplante en dos a tres aplicaciones. La dosis puede variar según cultivo, estado del mismo y condiciones del terreno de 1,5 a 3 litros por hectáreas.
Cuando el cultivo está establecido y avanzado, se pueden realizar aplicaciones esporádicas para de ayudar a la regeneración de las raíces, prolongar su fase de productibilidad y mejorar su rentabilidad.
En cultivo de árboles frutales
Peral, manzano, melocotonero, ciruelo, albaricoque, kiwi, kaki, granado, cítricos, olivo, vid, platanera y bananera, forestales y cultivos tropicales como el mango, aguacate, chirimoyo, papaya, pitahaya, … se recomienda aportarlo en el riego después de efectuar la plantación. En esta fase de cultivo mediante unas dos aplicaciones en los primeros riegos. La dosis, como en el caso de las hortícolas, puede estar entre 2 a 4 litros por hectáreas.
Está demostrado, como técnica que da muy buenos resultados, la de sumergir las raíces en el momento de la plantación en una dilución de Raici en agua.
Al ser cultivos de varios años, cuando las plantaciones son adultas, es recomendable realizarles, mediante el agua de riego, una aplicación después de la parada invernal para estimular el arranque de nuevas raíces.
En el enraizado de esquejes y estaquillas
En el caso del enraizado de esquejes y estaquillas, se recomienda para favorecer, ya no sólo la emisión de raíces, sino el vigor con el que son emitidas, poner a remojo un tiempo los esquejes y estaquillas antes de su plantación en los alvéolos de enraizado.
En el repicado de cultivos ornamentales
Ya provengan de semilla o esquejado, si se les aplica un riego con un inductor para el desarrollo radicular tras el repicado o plantación en la maceta, actuará en un establecimiento de cultivo más rápido y potente. Aplicarlo en cultivos que se comienzan en épocas frías da buenos resultados.
Aquellos cultivados al exterior o bajo umbráculo como plantas aromáticas, trepadoras y plantas arbustivas, son las más recomendadas. En definitiva, aquellas que el productor considera que una ayuda les puede beneficiar.
¿Hay inductores ecológicos para mejorar el sistema radicular?
Hay fabricantes de fertilizantes, agronutrientes, bioestimulantes para las plantas y microorganismos beneficiosos para el suelo que desarrollan productos especiales para ser utilizados en una agricultura ecológica.
Para ello, las materias primas utilizadas en su formulación tienen que ser las adecuadas y además el producto final debe estar certificado por una entidad competente.
Siguiendo con el ejemplo de la empresa JISA, ha desarrollado el EcoRaici para su uso en cultivos ecológicos. Este se encuentra certificado por el Organismo de Control y Certificación internacional CAAE, otorgándole la Confirmación de Compatibilidad para el ‘Uso de Insumos en la Agricultura Ecológica’, siendo así un producto certificado y compatible con los programas de manejo integrado y producción ecológica.
EcoRaici es un formulado con sustancias orgánicas de alta calidad, que, aplicada en las plantas aumenta la superficie de su sistema radicular y favorece el intercambio de sustancias entre raíz y microorganismos beneficiosos de la rizosfera, como son las rizobacterias y las micorrizas.