La lechuga es una de las hortalizas clásicas de cualquier tipo de huerto urbano. Son sencillas de cultivar y tienen una gran cantidad de aplicaciones en la cocina.
Esta hortícola nos acompaña desde hace más de 2.500 a. C. y así lo testifica el que se hayan encontrado pinturas en las tumbas del antiguo Egipto.
El origen de su cultivo se sitúa en la cuenca mediterránea ya que han encontrado referencias escritas sobre la lechuga y su cultivo en regadío que datan de mediados del III milenio a. C. Su cultivo también fue muy popular en la antigua Roma en la que ya se cultivaban distintos tipos y variedades… y de ahí todo apunta a que fueron los romanos quienes introdujeron la lechuga por el resto de Europa. Recordemos que existe un tipo de lechuga llamado ‘lechuga romana’.
La lechuga no paró de difundirse por el mundo y de Europa llegó a China sobre el 600 d. C. y posteriormente fue Cristóbal Colon quien la llevó a América. Con el tiempo… en cada uno de estos lugares se han llegado a crear por selección, diferentes tipos de lechugas que finalmente han concluido en un encuentro creando el completo catálogo de tipos que existe y conviven actualmente en los mercado.
Lactuca sativa L.
La lechuga que conocemos popularmente a la hora de cultivarla se llama científicamente Lactuca sativa y pertenece a la familia Compositae (Asteraceae).
La Lactuca sativa se encuentra muy emparentada con la lechuga silvestre Lactuca serriola y algo menos con otras especies como la Lactuca saligna y la Lactuca virosa. Recordemos que dentro de esta familia también se encuentran otras hortalizas de hojas tan populares como son la endivia, la achicoria, la alcachofa o el girasol por ejemplo.
Esta lechuga posee una raíz pivotante y profunda con respecto al tamaño de la planta. Esta raíz es más profunda cuando se siembra directamente en el terreno que cuando se cultiva mediante plantel. Por ello, cuando la cultivamos en huertos urbanos de terraza y balcón, al hacerlo en maceta, no es tan importante recurrir a macetas y jardineras poco profundas si partimos para su cultivo de plantel en alvéolo o pequeñas macetitas. También es cierto que cuando la cultivamos con riego localizado y un tipo de suelo más turboso, su sistema radicular tiende a ser más superficial.
En cuanto a su tallo varía en función del tipo y la variedad. En la mayoría de las variedades comerciales es relativamente corto, de apenas unos milímetros hasta el momento de su cosecha. En cambio, si la planta se deja seguir su ciclo, su tallo se alarga considerablemente para dar lugar a la floración.
Las hojas de la lechuga son actualmente su gran potencial gastronómico. Las podemos encontrar según el tipo y la variedad:
- Por su forma. Lanceoladas, oblongas, redondas… con sus bordes lisos, lobulados, ondulados e incluso dentados.
- Por su superficie. Planas, rugosas o abarquilladas.
- Por su color. En tonos amarillentos, verde claros, verde oscuros, rojizos, púrpuras…
- Por su consistencia. Rígidas, crujientes, mantecosas.
En definitiva, al poder ser combinables en una ensalada, nos permite cultivar diferentes tipos y variedades de lechuga en el huerto urbano para conseguir ensaladas espectaculares para estimular todos nuestros sentidos.
Si las dejamos crecer y no las recolectamos, vemos que la lechuga emite un escapo floral con flores agrupadas en capítulos y a su vez en racimos o corimbos. Sus semillas son en realidad aquenios de unos 2 a 4 mm de longitud de color blanco, amarillo, marrón o negro que en su base se encuentra un vilano plumoso para facilitarle la diseminación gracias al viento.
Un gramo de semillas de lechuga contiene unas 800 unidades y su capacidad germinativa es de 4 a 6 años.