La espinaca se llama científicamente Spinacia oleracea y pertenece a la familia de las Chenopodiáceas. La podemos cultivar muy bien en cualquier modalidad de huerto urbano y al consumirla es muy nutritiva, sabrosa y fácil de digerir. De hecho, los árabes la consideraban la reina de las verduras.
La espinaca es una planta herbácea anual que podemos agrupar dentro de las hortalizas de hoja. Es originaria del sudoeste asiático y fue introducida por los árabes en España en el siglo XI y de ahí, seguidamente al resto de Europa.
De ella aprovecharemos sus hojas mientras la planta es joven ya que después, emite un tallo floral y pierde totalmente su valor como planta comestible.
La espinaca comienza su crecimiento desarrollando sus hojas en forma de roseta. Esta etapa dura más o menos según las condiciones climáticas y la variedad. Posteriormente emite el tallo y de las axilas de las hojas surgen pequeños tallos laterales que dan lugar a ramificaciones secundarias, en las que se desarrollarán sus flores.
La espinaca posee plantas masculinas, femeninas e incluso hermafroditas. Las más productivas son las femeninas y poseen mayor número de hojas basales y tardan más en desarrollar la semilla.
El sistema radicular de la espinaca es superficial, si bien la raíz principal es larga y gruesa, de color rojizo y de sabor un poco dulce.
Su tallo en estado adulto, coincidiendo con la floración, es largo, carnoso, erecto y puede llegar a medir de 25 hasta 100 centímetros de longitud.
Sus hojas son de color verde oscuro, tienen forma ovalada, pecioladas, de aspecto rugoso, pueden ser enteras o dentadas, crecen más o menos alternas y están dispuestas en roseta. Su peciolo es cóncavo y a menudo rojo en su base, de longitud variable que va disminuyendo conforme soporta las hojas de reciente formación y desaparece en las que se sitúan en la parte más alta del tallo. Se las puede consumir tanto crudas como cocinadas.
Como sucede con la mayoría de las hortalizas de hoja, la espinaca posee una gran cantidad de agua y muy bajo porcentaje de proteínas, hidratos de carbono y lípidos. Se distingue por su elevada riqueza nutricional, ya que por su contenido en vitaminas y minerales supera al resto de verduras.