El calabacín es una cucurbitácea y en otros países se le denomina con otros nombres: ‘zapatillo’ en Argentina, ‘zucchini en Italia… además de cultivarse en cada país variedades distintas en formas y colores, aunque con la misma deliciosa pulpa.

Esta semana veraniega, muy calurosa en el Hemisferio Norte, elegimos a los calabacines como una de las opciones más nutritivas, saludables y adaptables a múltiples usos en la cocina.

Podemos degustarlos como plato principal o como acompañante en otras comidas. Admite un amplio abanico de usos a la hora de emplearlo en la cocina. Se puede cocinar entero, en mitades, relleno, gratinado, en cubos, en tiras, para sopas, cremas, purés, tartas o para servir en el plato junto a otro acompañante alimenticio.

Beneficios nutricionales del calabacín

Entre los beneficios del calabacín, es muy conocido popularmente por emplearse en las dietas para bajar de peso por su baja cantidad de calorías: Sólo aporta 11 calorías cada 100 gramos, ya que tiene un elevado contenido de agua, alrededor del 93% en cada unidad.

Entre sus principales aportes a nuestro organismo, destacan los hidratos de carbono, el potasio -ideal para estimular la actividad del sistema nervioso-, el sodio, el calcio, el fósforo -óptimo para los huesos… Son también ricos ácido fólico y en vitaminas C y E y en menor medida vitaminas B, luteína y zeaxatina.

No debemos olvidar que la fibra presente en la piel y la pulpa es rica en celulosa, lo que contribuye a un correcto funcionamiento intestinal y estimula la acción del páncreas.

Pure de calabacín

Receta para degustar un delicioso Puré de calabacín:

Ingredientes
• 4 o 5 calabacines
• 1 cebolla grande
• 4 o 5 quesitos light o queso hawarti
• 1 pastilla de caldo de carne
• Nuez moscada
• Pimienta negra
• Sal
• Aceite de oliva virgen extra

Comenzaremos cortando la parte trasera y delantera de los calabacines que estarán limpios y con piel y los cortaremos a rodajas para que se cocinen más rápido y para facilitar el trabajo a la hora de triturarlos. Pelaremos la cebolla y la cortaremos en cuatro partes y pondremos todo esto en una olla con agua y una pastilla de caldo de carne, si no disponemos de él hecho por nosotros o si preferimos también puede ser de verduras. Lo tendremos 15 minutos en ebullición.

Pasaremos la verdura a un recipiente al que le iremos incorporando ese caldo hasta que tengamos la textura que nos guste. Una vez encontrado el espesor adecuado, echamos la sal al gusto y un poco de pimienta y nuez moscada.

Podemos servirlo así, caliente o frío con un chorrito de aceite y también podemos añadirle por ración una loncha de queso Hawarti lo que lo hace especialmente delicioso. O quesitos light. Así de simple ¿A que no es nada difícil?