El limonero es uno de los frutales cítricos por excelencia en los huertos urbanos. Si se elige adecuadamente la variedad, un solo árbol puede abastecernos prácticamente durante todo el año.
El limonero tiene de nombre científico el Citrus limón y pertenece a la familia de las Rutáceas.
Este frutal cítrico puede alcanzar fácilmente los seis metros de altura, si bien mediante la poda, no conviene que sobre pase los tres metros. También es de estos frutales que pueden dar una buena producción cuando se encuentran en contenedor en los huertos urbanos de terraza o balcón.
Sus hojas son perennes, dentadas y puntiagudas. Sí es cierto que hay una época del año en la que se produce una caída mayor de sus hojas, pero el Limonero no deja de quedarse despoblado de las mismas.
Sus flores son tamaño grande, que se agrupan en inflorescencias y son de color púrpura. Precisamente, una de sus características que le diferencian del resto de cítricos, es que es reflorescente, pudiendo tener más de una floración al año. Así, es fácil el encontrar en un mismo árbol limones en distintas fases de crecimiento.
El fruto del limonero es el limón. Este se puede almacenar durante largos períodos de tiempo sin verse deteriorada en exceso su calidad.
El limón es un fruto ovalado de unos 7 a 12 centímetros de longitud. Su corteza es gruesa y de color amarillo dorado, especialmente brillante cuando está maduro.
En su interior se encuentra la pulpa, que se divide en gajos que contienen un jugo que es el zumo comestible, a base de ácidos orgánicos y azúcares de sabor muy ácido.
En el interior del fruto y en función de las variedades, pueden aparecer pequeñas semillas ligeramente redondas y puntiagudas de color crema e incluso algo verdosas.
Volviendo a su corteza, esta se encuentra punteada de glándulas que contienen aceites esenciales usados en colonias, aromatizantes, etc. que al presionarlas desprenden un olor muy característico.
El limonero es algo más sensible al frío y a las altas temperaturas que otros frutales del mismo grupo como por ejemplo el naranjo, el mandarino o el pomelo. Por otra parte, no es muy exigente con la calidad del suelo por lo que vegeta bien tanto en tierras de arenosas como en arcillosas.
Si lo plantamos en un contenedor, intentaremos que sea de gran tamaño para mejorar su desarrollo y como consecuencia su producción. El sustrato adecuado es el tipo sustrato de plantación, al que le podemos añadir entre un 15 a un 25% tierra de jardín que contenga arcilla.