El compost es un buen producto como enmienda orgánica para los suelos. Hay varias formas de generarlo, entre ellas el vermicompost.
Un compost no es algo que haya sido inventado o fabricado por el ser humano, sino que es un producto que ha estado presente siempre en la naturaleza como parte propia de ella. Se encuentra en el ciclo natural y con él se regeneran elementos orgánicos que han terminado su «vida útil» para pasar de nuevo a formar parte de la cadena de la vida.
¿Qué es el vermicompost?
El vermicompost también es conocido como humus de lombriz, por ser una práctica muy común el generarlo gracias a la ayuda destacada de estos anélidos. Pero no todos los vermicompost son fruto de su participación activa.
Como avanzamos, el compost es parte el resultado de la descomposición microbiana de la materia orgánica muerta en presencia de oxígeno o condiciones aeróbicas, como se le puede definir también. Forma parte del ciclo natural de la naturaleza.
Esta descomposición vía vermicompost es el que más imita a la naturaleza en cuanto a popular, ya que se produce a temperatura ambiente, siendo las lombrices y demás microorganismos los que se encargan de esta transformación. Microorganismos en los que caben numerosos insectos y otros animales, además de hongos y bacterias.
Se diferencia de otro modelo, el compost termófilo, que se produce mediante fermentación y con altas temperaturas, llegando a 65°C o más grados. En estos casos, básicamente son hongos y bacterias los encargados del proceso.
Sin desprestigiar a otros tipos, el vermicompost es un compost de alta calidad.
Diferencias entre el vermicompost y el compost termófilo
Hay notables diferencias entre el vermicompost y el compost termófilo, puesto que sus procesos de degradación o descomposición son distintos, hasta el extremo de que no toda la fauna y microorganismos participan en el proceso de igual modo.
Para un mejor entendimiento, a continuación, hacemos una explicación de cada uno de ellos.
¿Cómo se produce el vermicompost?
Es el método que mejor imita a la naturaleza, y consiste en depositar restos de materia orgánica en compostadores, recipientes o montones, manteniendo una cierta humedad de modo que lombrices, insectos, bacterias y hongos, actúen en la descomposición de esta materia orgánica.
En el caso de los insectos detritívoros o iliófagos, juegan un papel ecológico muy importante porque contribuyen a la descomposición de la materia orgánica.
Es muy relevante la presencia de lombrices durante el proceso de vermicompostaje. Estas airean el material y evitan o reducen en gran medida la fermentación.
Esta trasformación de la materia orgánica en una más humificada es producto básicamente, del resultado de la digestión de la misma por esta fauna. El resultado es una materia orgánica más rica en humus y en sustancias derivadas de la acción de los microorganismos, bacterias y hongos, como son las fitohormonas (auxinas, giberelinas, citoquininas, etc.), de gran valor nutritivo y estimulante para las plantas.
En definitiva, un compost con una comunidad microbiana diversa (microbioma), que de otra manera sería eliminada a través de las altas temperaturas alcanzadas en las pilas de compost termófilo.
¿Cómo se produce el compost termófilo?
El principio es el mismo: favorecer y acelerar la descomposición de la materia orgánica base en una más humificada.
Para producir un compost termófilo, la materia orgánica es depositada y amontonada en filas de varios metros de altura, simulando cordilleras. Se les aplica humedad y se deja que comience una fermentación.
La temperatura de fermentación puede superar los 65°C y para evitar que supere umbrales no deseados, se procede a su volteo mediante maquinaria especializada.
Durante ese volteo periódico, por una parte, se paraliza la fermentación, se mezclan los microorganismos causantes de esta, y se reinicia el proceso de fermentación.
Tras un tiempo de volteos, se consigue un compost también de calidad, sin semillas porque prácticamente la totalidad de las existentes son eliminadas ya sea por fermentación o por el ataque de los microorganismos.
Durante un periodo de estabilización, se envasan o comercializan a granel.
Método de producción y tecnología del vermicompostaje
Hay diferentes métodos de producción y tecnología de vermicompostaje. En base, hay que saber que durante el proceso de vermicompostaje no se eliminan las semillas de muchas especies, especialmente las arvenses o hierbas silvestres de campo. Por ello es fundamental evitar, en la medida de lo posible, que el material orgánico empleado no contenga semillas.
En zonas con un clima templado, el vermicompostaje puede realizarse al aire libre. En otras, con condiciones climáticas adversas, ya sea por frío o calor, debe hacerse en estructura protegida como naves o invernaderos.
En ellos se colocan estructuras para el compostaje como cajones que pueden apilarse dejando espacio entre las diferentes filas. Estos cajones no deben ser muy profundos porque las lombrices permanecen en los 15 y 20 centímetros superiores.
Así, los cajones se van llenando de restos de materia orgánica, se les proporciona humedad y sobre todo en una primera vez, se incorporan lombrices y restos de vermicompost para enriquecer el nuevo producto de microorganismos que inicien la descomposición orgánica.
Se van llenando paulatinamente estos cajones y se mantiene una humedad constante, sin llegar a que esta drene para evitar lixiviados. Los métodos de flujo continuo serán alimentados normalmente por arriba y se recolectan por la zona de abajo.
Como, sobre todo, las lombrices permanecen entre los 15 y 20 centímetros superiores, al recolectar el material de la parte inferior, no es necesario separar las lombrices del producto final.
Otro aspecto vital en el vermicompostaje es el material utilizado. Este debe ser adecuado, especialmente para las lombrices para que el vermicompost obtenido sea óptimo.
Para que el vermicompostaje se desarrolle adecuadamente, además del tipo de materia orgánica a compostar y la fauna existente, la temperatura debe situarse entre los 15 y 30°C, con un contenido de humedad del 60 al 80%, un pH 6-8, con condiciones completamente aeróbicas, y ‘alimento suficiente’ con una estructura suelta.
Si se emplean diferentes materiales, estos deben ser mezclados y el caso de que algunas sean de cierto grosor, modificadas para lograr que se ajusten a la calidad requerida.
Control de calidad y normativas del vermicompost
Si el vermicompost se realiza en el ámbito de usuario para aplicarlo en su huerto o jardín, el control de calidad y aplicación de normativas es subjetivo y prácticamente nadie lo pone en práctica.
En cambio, cuando es producido por empresas, sí debe hacerse y, de hecho, el control de la calidad es esencial.
Gracias a este control se puede certificar que el proceso de vermicompstaje se ha efectuado con éxito, donde las lombrices y microorganismos han procesado completamente los materiales orgánicos.
En cuanto a las normativas que lo regulan, van por países. Mientras unos tienen su propia legislación y normativa nacional, otros no tienen ninguna. Para muchos, el vermicompost es considerado como compost, o lo regulan como fertilizante orgánico u organo-mineral.
Aplicación del vermicompost
El vermicompost es una enmienda orgánica de alto valor tanto nutritivo como regenerador de suelos, por lo que debería utilizarse en la plantación de cultivos o jardines de alto valor. La aplicación este tipo de compost orgánico para huertos urbanos es muy apreciado.
La elevada cantidad de tiempo y recursos necesarios para la producción del vermicompost con respecto al compost termófilo, hace que este sea más alto.
También es cierto que las dosis de aplicación del vermicompost son mucho más bajas.
Este puede emplearse bajo muchos criterios: mezclarlo con el sustrato para mejorarlo, lo mismo con la tierra de cultivo localizada en el área de desarrollo radicular de la planta, como fertilizante o mejorador de cualidades físicas, químicas y microbianas de la tierra de cultivo. En definitiva, el vermicompost es un producto ideal para mantener los suelos más vivos.
Excelente contenido, en mi casa tengo lombrices californianas y generan un fertilizante de alta calidad para mí jardín, además puedo reciclar.
Ojalá se promueva más todo esto, ayuda mucho a que dejemos de hacer producción tan masiva.
¡Un saludo desde Tomelloso!