Si queremos cultivar el kiwi en nuestro huerto urbano, debemos de tener en cuenta que sólo lo podremos hacer en aquellos denominados de campo o jardín, ya que su cultivo en huertos urbanos de terraza o balcón son muy difíciles de gestionar. Recordemos que estamos ante una planta que necesita tanto de espacio como de poseer plantas macho y plantas hembras para conseguir frutos.
Para conocerlo mejor, el kiwi es su nombre común. El científico es Actinidia chinensis y pertenece a la familia Actinidiaceae. Estamos ante una planta trepadora originaria de las montañas de China.
La referencia que muchos tienen en mente a la hora de hablar del cultivo del kiwi es Nueva Zelanda, país que domesticó este cultivo a principios del siglo XX. El motivo principal es porque este país ha desarrollado comercialmente una labor de marketing excelente que ha llegado a ser un ejemplo referente de cómo se puede dar a conocer un “nuevo producto”.
Actualmente también posee un gran interés económico en otros muchos países como son Estados Unidos, Chile, Brasil, Italia y más recientemente en España, con producciones centradas en Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Girona, Badajoz, Huelva, Málaga, Castellón, Valencia y Alicante principalmente.
En el caso del cultivo del kiwi en España, este se inició a mediados de los ’60 en Galicia, zona seleccionada por tener un clima muy similar al que se produce en el área de cultivo de Nueva Zelanda. Estos cultivos estaban destinados a abastecer los mercados centroeuropeos.
Curiosamente, las primeras producciones de esta zona, en concreto desde Pontevedra, salen al mercado alemán en 1972, no iniciándose el consumo en España hasta 1978, cuando se efectúa la primera importación de kiwi desde Nueva Zelanda.
Actualmente existe una producción relevante y creciente del cultivo del kiwi en España gracias al incremento de su consumo, la mejora de las técnicas de producción y porque se está considerando al kiwi como una alternativa importante a otros cultivos frutales tradicionales y de menor rentabilidad.
Para su cultivo en huertos urbanos, ya podemos encontrar plantones de kiwi con facilidad en centros de jardinería, agricentros, floristerías, grandes superficies y tiendas especializadas. Cada planta está diferenciada en el envase si es macho o hembra.
Descripción del kiwi
Es una planta arbórea de porte trepador con follaje caducifolio. Se presenta como un sarmiento flexible, muy vigoroso, cuyas ramas pueden alargarse hasta los tres metros por año, tendiendo a enrollarse en las estructuras tutoriales de forma semejante a la vid emparrada.
Sus raíces son carnosas y de crecimiento superficial debido a sus necesidades de oxígeno, También son ricas en sustancias de reserva.
Sus hojas crecen de forma alternas, son simples, largas redondas y con el borde dentado. El haz de la hoja es de un color verde oscuro mientras que el envés lo es de color bastante más claro, con tonos marrones y presencia de vellosidades. El limbo tamaño de sus hojas oscila entre los 10 a 30 centímetros.
Sus flores nacen en inflorescencias cimosas de color blanco crema, más bien grandes y con largos pedúnculos. Son hermafroditas o unisexuales, hipóginas con 5 sépalos y 5 pétalos. Las flores hermafroditas presentan aparato sexual femenino (ginoceo) y masculino (androceo). El primero está formado por un ovario súpero, de simetría radial, mientras que el segundo, el androceo, está formado por multitud de estambres. En las flores masculinas puede haber de 150 a 160 estambres, bajando notablemente esta cantidad en las femeninas.
Esta diferenciación de flores, aparentemente hermafroditas (todas las flores presentan ovario y estambres), nos presenta a esta planta como dioicas, es decir, como si las flores masculinas y las femeninas estuvieran en pies separados. Entonces ¿por qué decimos que hay plantas macho y plantas hembra? Porque en las plantas masculinas el ovario es estéril, pequeño y no funcional, mientras que en las femeninas el polen es infértil.
Una vez fecundadas sus flores se desarrolla su fruto que es la parte comestible de la planta. Este es una baya grande elipsoidal de piel parda con vellosidades en toda su totalidad. Su pulpa es de un atractivo color verde esmeralda que contiene numerosas semillas muy pequeñas, situándose alrededor de una columela central (corazón de color blanco crema), ésta tiene un grueso variable y las dos partes (pulpa y columela) son comestibles una vez que el fruto ha alcanzado su madurez. Su tamaño oscila entre los cuatro a ocho centímetros de longitud por tres a cinco de anchura, teniendo un peso muy variable que puede situarse entre los 30 y 150 gramos en función de la variedad, las condiciones climáticas y del sistema de cultivo.
La maduración de sus frutos se produce en España durante el otoño. Los viveros productores pueden comercializarlos a partir de este momento o metidos en cámaras frigoríficas para alargar su consumo hasta principios de verano. El color de la pulpa y su delicado sabor nos recuerda en parte a la uva, a la fresa y a la piña, haciendo al kiwi una fruta muy peculiar.
El kiwi es una fruta considerada como una destacada fuente de vitaminas, minerales, fibra y fitoquímicos. Según diversas investigaciones científicas afirman que un fruto de tamaño medio puede aportar aproximadamente 90 mg de vitamina C, superando con creces la ingesta diaria recomendada de alrededor de 60 mg.
Consumo del Kiwi
Esta fruta se puede encontrar en el mercado durante todo el año gracias a la globalización y su capacidad de conservación en cámara. Así, por una parte se produce un relevo entre las diferentes épocas de cosecha de cada país productor; en Nueva Zelanda desde mediados de mayo hasta finales de noviembre y en los países mediterráneos, Chile, California y Australia durante el resto del año.
Curiosamente, el kiwi puede llegar a conservarse hasta seis meses en condiciones apropiadas. Su maduración es lenta a temperatura ambiente. Para acelerarla podemos guardar los frutos junto con frutas como la manzana o el plátano, que en su maduración desprenden un gas llamado etileno.
El kiwi se puede consumir en fresco como fruta, en macedonia, ensaladas o acompañando a diferentes platos.
Como fruta se puede pelar entero y comer troceándolo o bien partirlo por la mitad y comerlo con cuchara.
El kiwi se puede cocinar, rehogándolo con mantequilla hasta conseguir una especie de salsa agridulce, utilizándola como guarnición de platos de carne.
Otras formas de consumo del kiwi son mediante mermeladas, en sorbete, granizado, como productos de repostería e incluso como bebidas licorosas con o sin alcohol.
Destacar que el kiwi contiene una enzima llamada actinidina que degrada las proteínas. Gracias a esta enzima se puede emplear para ablandar la carne antes de cocinarla, reduciendo su tiempo de cocción. El método consiste en frotar la pieza de carne con la pulpa del kiwi.
La actinidina también es la responsable de evitar la coagulación de la gelatina, además de ser la responsable de que los productos lácteos, si se consumen mezclados con kiwi, presenten un cierto sabor amargo.
Recordemos que si deseamos cultivar el kiwi en nuestro huerto urbano y aumentar su cosecha al máximo, necesitaremos del orden de una planta macho por cada cinco plantas hembras.