En pleno Parque Regional de Sierra de Gredos, en la comarca de El Barco de Ávila, que aun siendo provincia de Ávila, se encuentra en el vértice entre ésta, Salamanca y Cáceres, encontramos Cabezas Bajas, una aldea del municipio de Navatejares, despoblado y olvidado en el tiempo, aunque no por ellos. Originalmente se trataba de varias construcciones en piedra utilizadas por pastores de la zona. En la actualidad se ubican en la aldea varias casas rurales.
Este conjunto rural, es de los más bellos de la provincia de Ávila: Vivegredos, y está regentado por Pilar Monje y Agustín González. De profesión maestros de escuela, ‘maestros nacionales’ como a ellos les gusta referirse a su etapa profesional, que desempeñaron en la localidad Barco de Ávila. A día de hoy están jubilados y dedican todo su esfuerzo, tanto a la gestión de sus casas rurales como a terminar la restauración de las que faltan.
Pilar y Agustín Llevan toda su vida dedicada a este proyecto, más de 45 años restaurando este conjunto de casas en las que ahora además de ofrecerlas como estancia rural, también tienen su residencia en una de ellas. En Cabezas bajas se criaron de pequeños y por ese motivo han elegido este lugar para darle una nueva vida. Este espacio singular ofrece al visitante, un entorno tranquilo, rodeado de buen gusto y paisajes de una belleza incomparable.
Como dice Pilar, han decidido vivir en este enclave a su aire y es tanta la pasión con que lo hacen que no pueden evitar trasmitirlo a quienes lo visitan. Su idea es vivir en la medida de lo posible de las virtudes del lugar y para ello han acondicionado unos espacios para tener una serie de animales y un huerto urbano. En lo que respecta a la ‘granja’ tienen ocas, gallinas, conejos, patos, codornices, unas cabras, algún burro, una yegua, el guardian de la granja ‘Luna’, un mastín muy especial y 2 avestruces con las que Pilar hace lo que hemos llamado ‘Ostrich muffins’, o sea magdalenas con el huevo de avestruz, riquísimas.
El huerto urbano de Agustín y Pilar es muy peculiar por varias razones. La gestión de cultivos la lleva prácticamente en su totalidad Agustín, mientras que Pilar se encarga más de la elaboración de las cosechas ya que su producción está muy limitada en el tiempo por cuestiones climatológicas y deben abastecerles el mayor tiempo posible. Los cultivos hortícolas comienzan desde primeros de mayo y no duran más allá de finales de agosto, como mucho se recolecta por ejemplo algún fruto de tomate… hasta que llega el frío típico de la zona y la Sierra de Gredos ejerce como tal.
Dos modalidades de huerto urbano muy distintos
Podemos distinguir dos modalidades de huerto urbano muy distintos: el frutal y el hortícola. El primero está distribuido tanto por el ‘pueblo’ como por sus alrededores y así podemos encontrar algunos manzanos, perales, ciruelos típicos de la zona que crecen de forma espontánea, unas parras de variedades blancas y negras sobre las paredes de algunas casas, unos membrillos muy generosos, higueras, melocotoneros de la zona de la variedad Abridor, de frutos más pequeños que los tradicionales, nogales,… e incluso castaños que sobre el 25 de octubre ofrecen sus abundantes frutos.
El huerto hortícola sí está distribuido en dos parcelas y en ella se cultiva en poco más de cuatro meses un amplio catálogo de especies que Agustín mima diariamente. Cebollas, puerros, calabazas y calabacines, berenjenas, pimientos, lechugas, tomates, judía tanto de mata baja como de enrame con variedades blancas, verdes y jaspeadas, patatas, remolacha de mesa, acelgas verdes y de colores, berzas,… incluso este ha sido el primer año que ha plantado sus primeras plantas de sandía y melones como prueba, ya que el clima no promete ser benévolo con ellas para terminar su cultivo con éxito.
Un huerto de frutos del bosque
Una mención especial merece la pasión tanto de Pilar como de Agustín por los conocidos frutos del bosque, quizás por sus continuos viajes a Irlanda. Así no es de extrañar que destinen un apartado especial al cultivo de moras, frambuesas rojas y amarillas, fresas y las llamadas bayas de los gansos.
Cuando le preguntamos a Agustín qué decide plantar cada año, la respuesta es que en gran medida los que mandan son los nietos, a ellos les encanta cosechar y le marcan la tendencia.
Para el cultivo de hortícolas parte con la compra de plantel, salvo para especies como la judía que se guarda semilla de años anteriores, o de patata que parte de trozos del tubérculos.
Con la producción de Agustín, Pilar prepara diferentes tipos de conserva como por ejemplo de tomate, las judías y acelgas en congelados, mermeladas de membrillo y frutos rojos, conservar en envases las legumbres e incluso producir la famosa morcilla de calabaza (con calabaza y cebolla cocida, sal, pimentón de la Vera, grasa del cerdo, orégano y entresijo). Objetivo: comer buenos productos todo el año.
En cuanto a las técnicas de cultivo empleadas en el huerto urbano de Agustín y Pilar también tiene sus particularidades con respecto a las empleadas en otras zonas como por ejemplo las mediterráneas. El riego es por inundación, agua embalsada y procedente de la escorrentía del invierno y que tiene para todo el año. El riego se realiza mediante la técnica denominada ‘cantero’. Esta consiste en un riego serpenteado que si bien es más lento permite que el agua llegue a mayor profundidad.
Para ello, la siembra o plantación la realiza a ras de suelo y cuando las plantas adquieren un poco de tamaño les aplica la técnica de ‘acollar‘, que consiste en ir aportando tierra sobre el tallo creando los caballones entre los que discurrirá el agua de riego.
La fertilización proviene 100% del estiércol producido por los animales de su ‘granja’, sobre todo de las cabras. Y con respecto a la sanidad de los cultivos, Agustín destaca que aunque muchos no se lo creen, no realiza ningún tratamiento fitosanitario. Quizás el clima sea el que mantiene a raya las plagas. Por lo tanto sus cultivos no pueden ser más ecológicos.
Un huerto urbano para la fauna
Hablamos todo este tiempo del huerto urbano de Agustín y Pilar, pero es tanto su amor por la naturaleza que también tiene un huerto muy especial para las aves del entorno. Para ello tiene plantados por todo el complejo de casas rurales Piracantas, Sorbus aucuparia (serbal del cazador), enebros, acebos, escarabujos,… arbustos en los que sus bayas alimentan a los pájaros y que con su presencia hacen de este lugar un lugar un rincón idílico.
Vivegredos: www.vivegredos.com