Para obtener buenas cosechas y cultivos sanos en el huerto urbano de campo o de jardín, uno de los factores importantes a tener en cuenta es su nivel correcto de materia orgánica en el suelo.
Es muy habitual, la mala práctica agrícola de recurrir siempre a fertilizantes minerales y descuidar los aportes orgánicos. Con el tiempo, los suelos pierden humus, se mineralizan en exceso y con ello baja notablemente la productibilidad e incluso la sanidad de los cultivos.
La materia orgánica, junto con la arcilla presente en el suelo, conforman el llamado complejo arcillo húmico, imprescindible para evitar el arrastre y pérdida de los nutrientes mediante el agua de riego o fuertes lluvias. Además, este complejo arcillo húmico es el responsable de fijar o liberar nutrientes en la humedad del suelo, para que las plantas puedan disponer de ellos de una forma más estable.
Modos de incorporar materia orgánica al suelo
Reponer o incrementar la materia orgánica en el suelo puede realizarse mediante diferentes métodos. Uno de ellos es incorporar estiércoles, con mayor o menos grado de fermentación. Según su procedencia sus características en cuanto a riqueza de materia orgánica y nutrientes serán muy diferentes.
Los llamados estiércoles pueden proceder de vacas, ovejas, caballos, gallinas (estiércol de gallinaza), conejos, etc. Además, pueden contener más o menos niveles de orín, por lo que su aportación debe ser controlada. Por lo tanto, hay diferentes tipos de estiércol.
Esta materia orgánica conviene que haya tenido una fermentación previa para evitar que esta se realice sobre el propio cultivo.
Otra forma es mediante aportaciones de mantillo o compost. Este puede ser realizado por uno mismo poniendo a compostar restos de comida orgánica, así como restos de podas, malas hierbas, siegas, etc.
Otra solución para aportar nutrientes y materia orgánica, es recurrir a productos comerciales que se venden en centros de jardinería, floristerías, grandes superficies, centros de bricolaje, agricentros y más tiendas especializadas. Estos se comercializan bajo diferentes nombres según el fabricante, si bien se identifican con una riqueza alta de compost orgánico. Los fabricados denominados mantillo, también son ricos en materia orgánica.
Este mantillo puede ser de origen animal y vegetal he incluso mixto, altamente humificado, al cual se le ha podido enriquecer además con abono orgánico.
Por lo general, suele estar elaborado con materiales vegetales del tipo podas de árboles, cortezas de pino y de chopo, siega de césped… y otros de origen animal como el estiércol de oveja. Eso sí, todos ellos deben estar perfectamente compostados.
Según la calidad exigida por el propio fabricante, este compost orgánico para huerto, debe contener un extracto húmico elevado por lo que es muy indicado para mejorar la fertilidad de los suelos empobrecidos de huertas y jardines.
¿Cómo se aplica el compost orgánico en el huerto?
En todos los casos, el proceso es sencillo. Si el compost orgánico es comercial, ya está envasado en sacos muy manejables.
Para rentabilizar la inversión, se recomienda aportarlo solamente en las líneas de cultivo. Así, antes de cada plantación, se añade de dos a tres litros de compost orgánico por cada plantel hortícola sobre la zona a plantar.
Seguidamente se remueve homogéneamente con la tierra y se procede a la plantación.
Es importante que la mezcla, además de homogénea también abarque como mínimo unos 30 centímetros alrededor de la plántula y unos 20 a 25 centímetros de profundidad, ya que es en este volumen de suelo en el que se desarrolla con más fuerza el sistema radicular durante los tres primeros meses de vida de la planta hortícola. En el caso de lechugas, coles, rábanos, zanahoria… toda su vida.
¿Cuántas veces se debe añadir un compost orgánico en un huerto?
Lo ideal es hacerlo cada vez que realicemos una plantación. Como norma, un huerto urbano puede tener de dos a tres rotaciones de cultivos al año y, por lo tanto, hablamos de dos a tres aportaciones al año.
También es cierto que, si lo hacemos así, las dosis se disminuirán notablemente, de uno a dos litros por planta en cada ocasión, porque la influencia de este compost orgánico en el huerto, una vez incorporado, tiene una incidencia en el suelo de varios años.
Un color oscuro de la tierra, además de una textura más suelta, es un buen indicativo de que el nivel de materia orgánica en el suelo es muy bueno.