Los ajos junto con las cebollas son dos ingredientes destacados en la cocina mediterránea. Estos, al igual que sucede con las cebollas pueden consumirse tanto en estado tierno como secos, pudiéndose elaborar diferentes recetas según sean utilizados: sus dientes como condimento, elaboración de salsas,… mientras que como ajos tiernos para la elaboración de tortillas, ensaladas, etc.
En otro post ya tratamos cuándo y cómo plantar los ajos, si bien nos centramos en cómo hacerlo en huertos urbanos de campo, de terraza y balcón. En esta ocasión nos centramos en como cultivarlos pero de una forma no tan popular: nos referimos a cultivarlos en la misma cocina. En este contexto debemos ser conscientes que los cultivaremos para su consumo como ajos tiernos para así disfrutar de ellos de forma rápida.
Esta modalidad de cultivo es una adaptación al realizado en huertos urbanos de terraza y balcón. La ventaja en este caso es el poderlos cultivarlos durante todo el año y además haciendo partícipe, si así lo deseamos, desde su siembra a su recolección a los más pequeños de la casa, convirtiendo el cultivo del ajo en un juego.
Como plantar ajos con éxito en casa
Como hemos avanzado, en este caso nos centramos en la cocina y como mucho en la galería en el caso de vivir en un edificio. En estos casos no se suele disfrutar de mucha luz y tampoco de espacio. Por lo tanto recurriremos comprar unas pequeñas jardineras de unos 20 a 30 centímetros de largas. No importa que sean grandes ya que el ciclo de cultivo va a ser muy corto.
Como sustrato podemos utilizar alguno de los comerciales existentes en el mercado, como por ejemplo del tipo “sustrato universal”, “sustrato para plantas de exterior”, “sustrato de plantación” e incluso los especiales “sustratos para huertos urbanos”. Estos sustratos son fabricados por empresas especializadas y ya van fertilizados y están libres de semillas y hongos patógenos.
Aunque para su ‘cultivo de cabeza’ es importante saber que tenemos dos grupos de variedades de ajos, que son el ajo rosado también llamado de primavera y el ajo blanco conocido como de otoño, para su cultivo como ajo tierno no nos es tan importante este factor. Tampoco lo es tanto la fecha de siembra ya que como hemos adelantado, el ciclo de cultivo es relativamente corto. Aun así, es importante saber que el ajo rosado se siembra al exterior durante los meses de enero a marzo y terminan de desarrollar sus cabezas sobre el mes de julio, mientras que los ajos blancos se siembran durante los meses de octubre y noviembre para recolectarlos a final de su ciclo en junio. Como vemos se vienen a recolectar prácticamente muy seguidos, pero la conservación de los ajos blancos durante el invierno no es muy buena como la de los morados.
Si lo plantamos en la cocina, los podemos cultivar durante todo el año ya que su cultivo se desarrollará en una especie de invernadero con un microclima especial. También es cierto que la escasez de luz hace crecer a la planta de forma ahilada y muy tierna, factor que impedirá conseguir buenas cabezas de ajos, pero por el contrario nos va a dar una opción muy interesante para cocinar con él.
La forma de plantación-siembra es muy sencilla no hace falta recurrir a la compra de dientes de ajo para cultivo, podemos utilizar los que compramos para cocinar. Para su plantación, una vez llenas las pequeñas jardineras antes mencionadas, bastará con desgranar una o dos cabezas para separar los llamados dientes de ajo. Los más pequeños de la casa pueden participar y seguro que se lo pasarán estupendamente. También podemos utilizar para su cultivo aquellos dientes de ajo que vemos que empiezan a brotar y estropearse, por lo que es una forma muy eficiente de reciclar y aprovechar todo en la propia casa.
Una vez separados los dientes los enterraremos en la jardinera a una profundidad equivalente al doble del tamaño del diente y siempre guardando la verticalidad del mismo. Una vez sembrados presionaremos ligeramente el sustrato y regaremos, manteniendo la humedad durante todo el cultivo, con riegos moderados que mantengan el sustrato sin exceso de humedad para evitar que se dañen sus raíces. Un poco de falta de agua al principio ayuda a su germinación. La densidad de plantación será de unos tres centímetros entre dientes ya que necesitará muy poco espacio puesto que se cosecharán tiernos.
Como el ajo cultivado en la cocina crece muy tierno y algo ahilado si no le da la luz directamente, esto se convierte en una ventaja ya que podemos ir recolectando parte de sus hojas con unas tijeras, lavarlas suavemente y trocearlas a tiras o laminas muy finas para añadirlas a tortillas, guisos e incluso ensaladas. Estas aportarán el aroma característico del ajo dando un toque especial a los platos.
Para su recolección total se puede ir realizando según se necesite y los más pequeños de la casa pueden participar, aprendiendo cómo crecen, a cuidarlos y recolectarlos de forma divertida. Por último, saber que todas las partes de del ajo son comestibles, por lo que podemos ir arrancándolos y consumir todo su tallo.
La forma de recolectarlo es estirando de ellos agarrando sus tallos, espolsando el sustrato de sus raíces y lavándolos para que queden bien limpios. El sustrato que queda en la jardinera puede reutilizarse una o dos veces más, aunque es recomendable utilizarlo para el cultivo de otras especies y renovarlo para el siguiente cultivo de ajos.