Una de las especialidades que podemos encontrar a la hora de elegir un abono para nuestro huerto urbano es la de fertilizantes a base de ácidos húmicos. En este post daremos respuesta a algunas dudas que se nos presenta sobre esta materia activa.
Técnicamente, a la hora de referirse a ellos de forma genérica se utilizan los términos ácidos húmicos y ácidos fúlvicos.
El origen de los ácidos húmicos está en fuentes tan diversas como son la turba, restos vegetales… si bien todas ellas son orgánicas. Pero la mayor parte de los ácidos húmicos del mercado se obtienen de un producto denominado Leonardita. Esta es una sustancia vegetal humificada muy rica en materia orgánica y en un estado intermedio entre una turba y el lignito. Su origen es el enterramiento de material vegetal de hace millones de años y suele encontrarse en las capas superiores de las minas de lignito (carbón) que se extraen a cielo abierto. Una de las características de la Leonardita es que los ácidos húmicos obtenidos a partir de ella, son considerados los de mejor calidad y con mayores propiedades agronómicas.
Los ácidos húmicos están presentes en los suelos y, por lo tanto, también en los de nuestro huerto urbano. En él la parte más activa de la materia orgánica del mismo. Químicamente, son una mezcla de moléculas orgánicas complejas que se forman por descomposición y oxidación de la materia orgánica. La humificación es un proceso progresivo que lleva a la formación de ácidos húmicos.
Al principio comentamos que a la hora de referirse a ellos de forma genérica se utilizan los términos ácidos húmicos y ácidos fúlvicos. La diferencia entre unos y otros es su distinto comportamiento una vez incorporado en medio básico y ácido. Este proceso se realiza en laboratorio y tanto los ácidos húmicos como los fúlvicos son solubles en medio básico y por ello, se emplea para extraerlos en manera líquida, un extractante alcalino, generalmente hidróxido potásico.
En su fabricación, al ponerlos en medio ácido, los húmicos precipitan al ser insolubles en este medio, mientras que los fúlvicos se mantienen en la fase líquida por ser solubles en medio ácido. Precisamente este diferente comportamiento en medio ácido es lo que se vale el método oficial de análisis para separar y cuantificar los ácidos húmicos y fúlvicos de un producto comercial.
Además de esta diferencia, los ácidos húmicos y ácidos fúlvicos tienen otras diferencias químicas y de comportamiento. Los ácidos húmicos tienen mayor peso molecular que los fúlvicos, mayor capacidad de intercambio catiónico y mayor capacidad de retención de agua. Los ácidos húmicos tienen una acción más lenta y duradera sobre la estructura del suelo y sobre la planta, mientras que los ácidos fúlvicos tienen una acción más rápida sobre la planta pero menos persistente.
Así, las empresas fabricantes de ácidos húmicos los obtienen mediante su extracción en una solución alcalina de hidróxido potásico. Se pueden extraer también con hidróxido sódico, pero mientras el aporte de sodio saliniza los suelos, el potasio es, junto al nitrógeno y al fósforo, uno de los tres nutrientes primarios imprescindibles para el desarrollo de los vegetales. El producto final de mayor calidad y rico en estos nutrientes.
En los suelos de nuestros huertos urbanos, en especial en los de campo, los ácidos húmicos influyen positivamente en su fertilidad, favoreciendo la actividad microbiana y realizando diversas acciones en función del tipo de suelo donde se apliquen.
En el caso de terrenos arcillosos, ayudan a mejorar la estructura del suelo, consiguiendo mejorar permeabilidad del terreno y aumentar la aireación radicular. En el caso de los tipos arenosos, que suelen tener bajos niveles de materia orgánica, ayudan a incrementar el intercambio catiónico de los macro y micronutrientes, mejoran la capacidad de retención de agua y, por lo tanto, se evita una pérdida de nutrientes por lixiviación (lavado tras los riegos o lluvias fuertes).
De forma general, la aplicación de ácidos húmicos y ácidos fúlvicos en el suelo de los huertos urbanos y por supuesto los demás, contribuyen al desbloqueo de los nutrientes y actúan como agentes complejantes naturales, facilitando la asimilación de los mismos en la planta.
En cuanto a los beneficios que producen a las plantas, también son importantes. Entre ellos se pueden observar aspectos ligados a un mayor desarrollo vegetativo e incremento del rendimiento del cultivo en cuestión. La planta incrementa su sistema radicular, realiza una mayor absorción de elementos nutritivos y ve favorecido sus procesos fisiológicos.
Los ácidos húmicos se pueden utilizar en la agricultura ecológica según el tipo de legislación que se le aplique y esta va por países. Mientras que la Leonardita, materia prima de donde proceden gran parte de los ácidos húmicos del mercado, ha sido incorporada recientemente por la reglamentación europea (Reglamento de Ejecución 354/2014 del 8 de abril de 2014) como insumo en agricultura ecológica, los ácidos húmicos no están recogidos en la lista de productos del Anexo I del Reglamento (CE) 889/2008 actualmente vigente. Sin embargo, otras reglamentaciones como la de Estados Unidos si que los contempla como un producto apto para agricultura ecológica.
En la legislación española, los ácidos húmicos están recogidos como abonos nacionales, contemplados como Productos Especiales dentro del grupo 4: Otros abonos y productos especiales.
Dentro de esta legislación, en el apartado 3 define los ácidos húmicos como “producto obtenido por tratamiento o procesado de lignitos, leonardita o alguna de las enmiendas del grupo 6, que contiene fundamentalmente ácidos húmicos”. La legislación exige que tengan como contenido mínimo un Extracto húmico total (ácidos húmicos + ácidos fúlvicos) del 15% y un contenido mínimo de ácidos húmicos del 7%. Además de los tres valores de extracto húmico total, ácidos húmicos y ácidos fúlvicos, la legislación pide poner también en la etiqueta los valores de nitrógeno total y potasio (como K2O soluble en agua) si superan el 1%.
Los ácidos húmicos y ácidos fúlvicos son fabricados tradicionalmente en forma líquida y envasados en distintos formatos: desde la botella de 1 litro, pasando por distintos envases de 5, 20 y 1000L, hasta llegar a cisternas de 24 toneladas para las grandes fincas. Para la fertilización en los huertos urbanos, los envases de 1 y 5 litros son los más consumidos.
Los ácidos húmicos se pueden aplicar a todo tipo de cultivo, ya que influyen en una mejora de las condiciones del suelo, y esto siempre va muy bien a los cultivos. En cuanto al método de aplicación de los ácidos húmicos en los cultivos, los dos sistemas por los cuales mejor se distribuye el producto sobre el terreno son el riego gota a gota y por aspersión. En todos los casos, las empresas fabricantes aconsejan unas dosis muy bien estudiadas para obtener los mejores resultados.
Elhuertourbano.net agradece la información ofrecida por D. Gregorio Murillo Aznar para la elaboración de este artículo.
D. Gregorio Murillo es Ingeniero Técnico Agrícola y actualmente desempeña el cargo de Director-Gerente de la compañía JISA.
JISA, está especializada en la fabricación y comercialización de agronutrientes y cuyos productos son comercializados internacionalmente.
Esta firma también es socio fundador de AEFA (Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes) y en la actualidad D. Gregorio Murillo participa en las comisiones de trabajo sobre proveedores y de fertilizantes de esta asociación.
Más información sobre los ácidos húmicos en: www.acidoshumicos.com